El talento de Mateo
Había una vez en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, un niño llamado Mateo. Mateo vivía en una humilde casita junto a su mamá, ya que su papá los abandonó cuando él era muy chico.
A pesar de no tener mucho dinero, Mateo siempre tenía una sonrisa en el rostro y un corazón lleno de sueños.
Un día, mientras caminaba por el mercado del pueblo, Mateo vio a un grupo de niños jugando con hermosos juguetes. Él suspiró con tristeza al recordar que nunca había tenido un juguete propio para jugar.
Fue entonces cuando vio algo brillante entre las cosas viejas que vendían en un puesto: ¡una caja llena de piezas de madera! Sin dudarlo, se acercó y preguntó cuánto costaba. "¿Cuánto sale esta caja de madera?", preguntó Mateo tímidamente al dueño del puesto. "Para ti, niño, será gratis", respondió amablemente el hombre.
Mateo no podía creerlo y dio las gracias emocionado antes de correr a casa con su tesoro. Desde ese día, Mateo se dedicó a construir todo tipo de cosas con las piezas de madera: aviones, barcos, casitas y hasta animales.
Su creatividad parecía no tener límites y pronto se convirtió en el mejor artesano del pueblo. La gente venía desde lejos para ver sus creaciones y él las vendía para ayudar a su mamá.
Un día llegaron noticias al pueblo sobre un concurso nacional de arte donde el premio era una beca para estudiar en la mejor escuela de artes del país. Mateo sabía que esa era su oportunidad para cambiar su vida y la de su mamá.
Decidió presentarse al concurso con una obra increíble: una réplica exacta del pueblo hecho completamente con piezas recicladas. La gente quedó maravillada por su talento y dedicación. Finalmente llegó el día del veredicto y todos estaban ansiosos por saber quién sería el ganador.
Cuando nombraron a Mateo como el ganador del primer premio, todos estallaron en aplausos y vítores. "¡Felicidades, Mateo! ¡Eres todo un artista!", exclamaron todos. Mateo estaba radiante de felicidad al recibir su premio y la beca para estudiar arte.
Desde ese día, se prometió nunca renunciar a sus sueños por más difíciles que parecieran.
Y así fue como aquel niño pobre llamado Mateo demostró al mundo entero que no importa cuál sea tu situación actual; siempre puedes salir adelante si tienes fe en ti mismo y trabajas duro por tus sueños.
FIN.