El taller de la abuela luthier




Había una vez en un pequeño pueblo, una anciana luthier llamada Doña Inés, quien desde joven había cultivado la habilidad de construir instrumentos musicales.

Un día, su nieto Lucas, un niño curioso y apasionado por la música, decidió pasar el verano junto a su abuela para aprender más sobre su oficio. Con entusiasmo, la abuela y el nieto se propusieron construir juntos cuatro instrumentos antiguos: un laúd, una zanfoña, un rabel y una tiorba.

"Abuela, ¿cómo haremos para construir un laúd?", preguntó Lucas con gran curiosidad. Doña Inés sonrió y le dijo: "Los laúdes son mágicos, Lucas. No solo requieren madera de alta calidad, sino también mucha paciencia y amor.

Vamos a empezar seleccionando cuidadosamente la madera y luego a darle forma con nuestras propias manos". Juntos, buscaron la madera perfecta y comenzaron el arduo trabajo de tallar, lijar y ensamblar cada pieza. Con el paso de los días, el laúd cobró vida, emitiendo sonidos melodiosos que llenaron el taller.

Luego, se dispusieron a construir la zanfoña, un instrumento de sonido alegre y festivo. Esta vez, Lucas tomó un papel más activo, ayudando a medir las cuerdas y a afinarlas para que sonaran perfectas.

Con gran emoción, terminaron la zanfoña y celebraron con una pequeña fiesta improvisada en el taller, al ritmo alegre de este antiguo instrumento. El siguiente desafío fue construir un rabel, un instrumento rústico con un sonido único.

Para esto, la abuela y Lucas trabajaron en equipo, puliendo y encerando cada rincón del instrumento, dándole un aspecto antiguo y un sonido especial. Finalmente, llegó el momento de construir la tiorba, un instrumento de gran tamaño y belleza.

Pasaron días enteros tallando y ensamblando cada pieza con esmero, hasta que la tiorba cobró vida con un sonido majestuoso. Al terminar su obra, la abuela y el nieto organizaron un concierto en el pueblo, donde presentaron orgullosos los cuatro instrumentos antiguos que habían construido juntos.

La gente del pueblo quedó maravillada por la destreza y talento de la abuela luthier y su nieto, quienes con su esfuerzo, creatividad y amor por la música, habían logrado unir generaciones a través de la magia de la música.

Desde entonces, el taller de Doña Inés se convirtió en un lugar legendario, donde la música y la artesanía se entrelazaban para perpetuar la belleza de los instrumentos antiguos.

FIN.

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