El tambor de la laguna de Paca



Hace mucho tiempo, en la hermosa ciudad de Paca, existía una laguna mágica cuyas aguas cristalinas eran fuente de vida y felicidad para todos sus habitantes. La leyenda contaba que en el fondo de la laguna vivía un ser especial, un dios que descendía a la tierra para observar a la gente y probar su bondad y generosidad. Este dios se presentaba disfrazado de mendigo, para pasear entre los habitantes de Paca y ver cómo se trataban entre ellos.

Un día, el dios-mendigo llegó a la ciudad y comenzó a recorrer las calles en busca de algún gesto de bondad y solidaridad. Sin embargo, para su sorpresa, la gente no lo miraba, no le dirigía la palabra y mucho menos le ofrecían ayuda. Al contrario, lo miraban con desprecio y evitaban cruzarse con él. Nadie parecía notar su presencia ni se detenía a escuchar su historia. Lamentablemente, el dios-mendigo comprobó que la maldad había invadido los corazones de los habitantes de Paca. Tristemente, nadie mostraba solidaridad, empatía o generosidad.

Desilusionado, el dios-mendigo se retiró a la laguna, entristecido por el comportamiento de la gente. En ese momento, decidió que era momento de enviarles un mensaje. Utilizando su poder divino, lanzó un antiguo tambor en el centro de la laguna. Al hacerlo, el tambor comenzó a sonar y de él brotó un chorro de agua que fue creciendo hasta convertirse en un caudaloso río que inundó toda la ciudad de Paca.

La gente, asustada y sorprendida, no sabía qué hacer. Pronto, entendieron que este suceso era un castigo por su falta de bondad y solidaridad. A partir de ese día, los habitantes de Paca se unieron para trabajar en equipo, ayudarse mutuamente, y cultivar la bondad y la generosidad en sus corazones. Aprendieron que el verdadero valor de una comunidad está en el amor y la solidaridad que se brindan unos a otros. Con el tiempo, lograron reconstruir su ciudad, ahora fortalecida por la unión y la bondad de su gente.

Y desde entonces, la laguna de Paca volvió a ser un lugar mágico, donde reinaba la solidaridad y la generosidad, valores que se transmitieron de generación en generación, para el bienestar de todos los habitantes de la ciudad de Paca.

FIN.

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