El Tango de los Esqueletos
Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, un grupo de esqueletos y zombies que aterrorizaban a los habitantes.
Estos seres oscuros salían todas las noches de sus tumbas y se paseaban por las calles, asustando a todos aquellos que encontraban a su paso. Los niños y niñas estaban muy asustados, ya que no podían salir a jugar ni ir al colegio sin temer encontrarse con uno de estos seres terroríficos.
Los padres también estaban preocupados por la seguridad de sus hijos. Un día, Mateo, un niño valiente y curioso, decidió investigar qué estaba pasando con los esqueletos y zombies. Se armó de coraje y se adentró en el cementerio donde descansaban estos seres malignos.
Al llegar al cementerio, Mateo vio cómo los esqueletos bailaban al ritmo del tango mientras los zombies intentaban imitarlos torpemente. Era una escena bastante cómica pero espeluznante al mismo tiempo. - ¡¿Qué están haciendo? ! - exclamó Mateo sorprendido.
Los esqueletos dejaron de bailar y lo miraron fijamente con sus ojos vacíos. Uno de ellos se acercó lentamente hacia él y le dijo:- Estamos aquí porque estamos cansados de asustar a la gente.
Nos dimos cuenta que no estábamos haciendo nada bueno para nadie. Mateo quedó boquiabierto ante aquella revelación inesperada. - ¿Pero entonces por qué siguen saliendo todas las noches? - preguntó intrigado. El líder de los esqueletos explicó:- No sabemos cómo dejar de hacerlo.
Estamos atrapados en este ciclo y necesitamos ayuda para romperlo. Mateo, con su espíritu aventurero y su mente ingeniosa, tuvo una idea brillante.
Recordó que su abuelo le había contado una vez sobre un antiguo libro de hechizos que podría tener la respuesta a sus problemas. - ¡Tengo una idea! - exclamó Mateo emocionado-. Mi abuelo me habló de un libro mágico que podría ayudarnos. Vamos a buscarlo juntos.
Así fue como Mateo y los esqueletos se adentraron en una emocionante búsqueda por la ciudad en busca del libro mágico. Recorrieron parques, bibliotecas y museos hasta que finalmente lo encontraron en el sótano de una antigua mansión abandonada.
Con el libro en sus manos, Mateo comenzó a leer las palabras mágicas escritas en sus páginas. Poco a poco, los esqueletos fueron recuperando su carne y piel mientras los zombies volvían a ser personas normales. La ciudad entera celebró la transformación de los esqueletos y zombies.
Todos estaban felices de verlos convertidos en seres humanos amigables y divertidos. Desde ese día, los antiguos esqueletos decidieron usar su habilidad para bailar tango para alegrar las calles de Buenos Aires.
Y así, gracias al coraje e ingenio de Mateo, la ciudad pudo vivir libre del terror de los esqueletos y zombies.
A partir de ese momento, todos aprendieron que el verdadero valor no está solo en enfrentarse a nuestros miedos, sino también en encontrar soluciones pacíficas y creativas para resolver los problemas.
FIN.