El Teatro de las Sombras
En un pequeño pueblo de Argentina, había un grupo de amigas que soñaban con formar un teatro. Su nombre era 'Las Actrices del Sol' y estaban llenas de energía y creatividad. Un día, mientras exploraban un viejo desván en la casa de una de ellas, encontraron un baúl polvoriento lleno de disfraces y antifaces. Algunos eran antiguos, otros estaban llenos de colores brillantes, y todos parecían tener una historia que contar.
- ¡Miren lo que encontramos! - exclamó Lucía, abriendo el baúl con entusiasmo.
- Son unos antifaces hermosos - dijo Ana, probándose uno de ellos con plumas rojas. - ¡Los podríamos usar para nuestra obra!
- ¿Y si hacemos una función en el parque? - sugirió Clara, iluminándose al imaginar la posibilidad.
- Sí, pero primero tenemos que decidir qué historia contar. - añadió Sofía.
Las chicas comenzaron a pensar en una historia que uniera todos los disfraces y los personajes. Tras mucho deliberar, decidieron que crearía un cuento sobre el antiguo pueblo maya y sus dioses, que pondría de manifiesto la importancia de la amistad y el trabajo en equipo.
Cada una eligió un papel: Ana sería la diosa del sol Anahí, Lucía se convertiría en la diosa de la luna, Clara sería una guerrera valiente y Sofía tomaría el papel de un sabio anciano. Comenzaron a ensayar cada tarde después de la escuela y a diseñar escenografías con cartones y telas que encontraban en su casa.
Los ensayos estaban llenos de risas y también de algún que otro desacuerdo. En una de esas tardes, Sofía se sintió desanimada.
- Chicas, creo que nunca seremos tan buenas como las actrices que vemos en la televisión… - dijo, bajando la cabeza.
- ¡Pero eso no importa! - replicó Ana. - Lo que cuenta es que estamos divirtiéndonos y creando algo juntas.
- Y además, nuestra historia es única; ¡nadie más puede contarla como nosotras! - agregó Clara con una sonrisa.
Con el tiempo, cada una se sintió más confiada y decidió que podían hacer un gran espectáculo. Decidieron invitar a toda la comunidad del pueblo y se pusieron a trabajar en los últimos detalles. Hicieron carteles coloridos, repartieron volantes y todos esperaban ansiosos la presentación del 'Teatro de las Sombras'.
El día de la función finalmente llegó. Montaron el escenario en el parque y el público empezó a llegar. Las chicas estaban nerviosas pero emocionadas. Cuando empezó la obra, las luces se apagaron y con un toque de magia, comenzaron a narrar la historia de los dioses mayas, que protegían la tierra y enseñaban a los humanos a vivir en armonía. Las risas estallaron cuando Ana, caracterizada como la diosa del sol, hizo un gracioso gesto con sus manos para iluminar el escenario.
En un giro inesperado, un grupo de niños se unió a la función como personajes extras y las chicas, lejos de enojarse, los incluyeron en la trama, creando un final divertido y colaborativo.
La obra terminó en aplausos y vítores. La comunidad había disfrutado de cada momento, y las niñas se sintieron más unidas que nunca. A la mañana siguiente, recibieron varias cartas de vecinos agradeciendo la función y pidiendo otra. El sueño de ser actrices se comenzó a hacer realidad, pero más allá de eso, lo que realmente habían ganado era la confianza en sí mismas y la fuerza de la amistad.
- ¡Lo hicimos! - gritaron al unísono.
- Y lo mejor es que siempre podemos crear algo nuevo juntas. - dijo Sofía, sonriendo.
A partir de ese día, las Actrices del Sol supieron que no necesitaban ser como las demás para brillar. Su historia seguía siendo única y su conjunto, un verdadero tesoro. Y así, el teatro del pueblo se llenó de magia, risas y espectáculos, creando un legado que perduraría por generaciones.
Las chicas aprendieron que lo más importante era compartir sus sueños, construirlos juntas y disfrutar del viaje.
FIN.