El teatro mágico de Leonel



Había una vez un dinosaurio llamado Leonel que vivía en un hermoso bosque. Leonel era un dinosaurio muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras exploraba el bosque, encontró un viejo kiosco abandonado.

Leonel se acercó al kiosco y vio que había una pequeña ventana donde solían vender golosinas. Se le ocurrió una idea maravillosa: convertir aquel viejo kiosco en un teatro para todos sus amigos del bosque.

Rápidamente, Leonel comenzó a limpiar el lugar y a decorarlo con hojas y flores. Recogió ramas caídas y las utilizó para construir pequeñas butacas para los espectadores. Estaba emocionado por la idea de tener su propio teatro.

Cuando terminó de arreglar el teatro, Leonel fue a buscar a sus amigos para invitarlos a disfrutar de una función especial esa misma tarde. Fue corriendo hasta la cueva de su amigo Triceratops. "¡Triceratops! ¡Tengo algo emocionante que contarte!"- exclamó Leonel emocionado.

El Triceratops salió de su cueva y miró curioso a Leonel. "¿Qué pasa, Leonel? ¿Por qué estás tan emocionado?"- preguntó intrigado.

"¡He encontrado un viejo kiosco abandonado en el bosque y lo he convertido en mi propio teatro! Quiero invitarte a ti y a todos nuestros amigos del bosque a disfrutar de una función esta tarde"- respondió Leonel entusiasmado. El Triceratops sonrió ampliamente. "¡Eso suena genial! ¡Claro que iré a tu función!"- dijo emocionado.

Leonel se fue a buscar al siguiente amigo, un pequeño pterodáctilo llamado Pablo. Cuando llegó al nido de Pablo, lo encontró volando en círculos por el aire. "¡Pablo! ¡Detente un momento! Tengo algo importante que decirte"- gritó Leonel tratando de llamar su atención.

El pterodáctilo aterrizó en una rama y miró a Leonel con curiosidad. "¿Qué pasa, Leonel? ¿Por qué estás tan agitado?"- preguntó intrigado.

"He convertido un viejo kiosco en mi propio teatro y quiero invitarte a ti y a todos nuestros amigos del bosque a disfrutar de una función esta tarde"- explicó Leonel emocionado. Pablo batió sus alas con emoción. "¡Eso suena increíble! ¡Definitivamente iré!"- exclamó entusiasmado. Leonel continuó buscando uno por uno a sus amigos del bosque.

Invitó al amigable Triceratops, al ágil velociraptor y hasta al simpático diplodocus. Todos aceptaron encantados la invitación de Leonel y prometieron asistir a su función especial esa tarde.

Cuando llegó la hora de la función, el teatro estaba lleno de animales del bosque. Había pájaros cantores, ardillas saltarinas e incluso algunos insectos curiosos que se habían acercado para ver el espectáculo. La emoción era palpable en el aire mientras esperaban ansiosos el inicio de la función.

Leonel subió al escenario y agradeció a todos por asistir. La función comenzó con una increíble obra de teatro protagonizada por Leonel y sus amigos del bosque. Había risas, aplausos y mucha diversión.

Al finalizar la función, todos los animales se levantaron de sus butacas y ovacionaron a Leonel y a sus amigos. "¡Bravo! ¡Bravo!"- gritaban emocionados. Leonel estaba feliz de haber convertido aquel viejo kiosco en un lugar mágico donde todos pudieran disfrutar juntos.

Aprendió que no importa lo abandonado que pueda parecer algo, siempre hay formas de darle vida nuevamente. Desde ese día, el teatro de Leonel se convirtió en un lugar muy especial para los animales del bosque.

Cada semana había nuevas funciones con diferentes historias y aventuras. Y así, Leonel descubrió su verdadera pasión: hacer reír y entretener a sus amigos. Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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