El Territorio de los Amigos



Érase una vez en un colorido barrio de Buenos Aires un grupo de amigos llamado "Los Aventureros". Estaban compuestos por Martina, una niña valiente y llena de ideas; Lucas, un experto en resolver problemas; Sofía, una artista brillante que llenaba todo con colores; y Tomás, un gran contador de historias. Juntos compartían risas, juegos y aventuras en su querido parque.

Sin embargo, no todo era alegría. En la misma zona vivía otro grupo, "Los Lobos", que eran un poco más grandes y les gustaba molestar a Los Aventureros. Sus líderes, Néstor y Carla, siempre discutían sobre quién tenía control sobre los mejores lugares en el parque, como el famoso tobogán o el árbol más grande, donde los niños disfrutaban del aire fresco.

Un día, los dos grupos decidieron enfrentar sus diferencias. Se reunieron cerca del lago que había en el parque para discutir el asunto.

"Esto es un territorio de todos! No podemos seguir peleando así, se viene el cumpleaños de nuestro barrio y deberíamos festejar, en lugar de discutir", propuso Lucas.

"¿Y por qué deberíamos compartir con ustedes?", preguntó Néstor, frunciendo el ceño.

"Porque la fiesta es más divertida si hay más amigos", contestó Sofía, sonriendo.

Después de un rato de discusiones, llegaron a un acuerdo. Decidieron unir sus fuerzas para organizar la fiesta del barrio, utilizando las habilidades de cada uno.

Néstor propuso que Los Aventureros se encargaran de los juegos, mientras que Los Lobos se ocuparan de la música y la comida. "Si todos aportamos algo, será una fiesta increíble", dijo Carla, empezando a creer en la idea.

Mientras planeaban, comenzaron a conocerse mejor y a reír juntos. Se dieron cuenta de que Néstor era un gran bailarín y que a Sofía le encantaba pintar murales. Durante las semanas previas al cumpleaños, colaboraron para armar decoraciones, ensayar una coreografía y hasta cocinar algunos bocadillos.

El día de la fiesta llegó y el parque estaba repleto de risas, música y colores. Los niños del barrio podían disfrutar de juegos, danzas y hasta un mural gigante que pintaron juntos. Fue un gran éxito y todos se divirtieron mucho.

Al final del evento, los dos grupos se reunieron en el centro del parque.

"¡Hicimos un gran equipo!", exclamó Martina, mirando a su alrededor.

"Sí, ¡deberíamos hacer esto todos los años!", propuso Tomás, emocionado.

"Me parece genial", dijo Néstor. "Si todos colaboramos, podemos crear algo hermoso juntos, en lugar de pelear por un lugar".

Desde ese día, Los Aventureros y Los Lobos no solo se dejaron de pelear, sino que se convirtieron en los mejores amigos. Juntos aprendieron que cuando trabajan en equipo y se apoyan unos a otros, pueden lograr cosas increíbles.

Así fue como el parque se convirtió en un lugar donde todos podían jugar, bailar y disfrutar, gracias a la unión de dos grupos que alguna vez discutían por un territorio. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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