El Tesorero del Acuífero



En un pequeño pueblo en el norte de Argentina, había un niño llamado Tomi que adoraba jugar con sus amigos en el río. Sus días transcurrían entre risas, chapuzones, y aventuras bajo el sol. Pero un día, mientras jugaban, notaron que el agua del río estaba más baja de lo normal.

"¿Qué estará pasando en el río?" - preguntó Lola, una de sus amigas.

"No sé, pero no me gusta. El agua siempre ha sido tan clara y fresca" - respondió Tomi, preocupado.

Decidieron investigar y, al caminar hacia el lago, se encontraron con el viejo Don Ramón, el sabio del pueblo, ese que conocía todas las historias sobre la Tierra y el agua.

"Don Ramón, el agua del río está bajando. ¿Qué podemos hacer?" - preguntó Tomi.

"Ah, mis jóvenes amigos, eso se debe a que el acuífero que alimenta el río está en peligro. La Tierra necesita ser cuidada, y si no lo hacemos, el agua podría agotarse" - respondió Don Ramón con voz grave.

Los niños miraron a Don Ramón con preocupación.

"¿Y cómo podemos ayudar?" - dijo Patty, otra amiga de Tomi.

"Primero, deben aprender sobre el acuífero. Es como un gran tesoro bajo nuestros pies, y necesita ser protegido" - explicó el anciano.

Decididos a convertirse en los héroes de su pueblo, Tomi, Lola, Patty y sus amigos comenzaron su misión. Primero, hicieron un cartel que decía: "¡Cuidemos el Agua!". El colgaron en el centro del pueblo.

"¡Vamos a contarles a todos sobre el acuífero!" - propuso Lola.

"¡Sí! Y así podremos hacer que todos se unan a nuestra causa!" - sugirió Tomi.

Al principio, algunos adultos se rieron y no les hicieron caso.

"Son solo niños", decía uno.

"No saben nada sobre el agua", decía otro.

Pero Tomi y sus amigos no se desanimaron.

"Si nos explican y nos escuchan, podemos demostrarles lo importante que es" - dijo Patty.

Así que decidieron hacer una gran presentación sobre el acuífero. Se reunieron cada tarde a preparar su información.

"Haremos dibujos y vamos a escribir poemas sobre el agua, será genial!" - animaba Tomi.

Finalmente, el día de la presentación llegó. La plaza se llenó de gente, adultos y niños, curiosos por ver lo que estos chicos habían preparado.

"¡Queremos hablarles sobre el acuífero!" - empezó Tomi, con voz firme.

"Si lo cuidamos, tendremos agua para siempre. ¡Si no, el río se secará!" - continuó Lola.

Los chicos mostraron dibujos del acuífero y explicaron cómo el agua viajaba desde allí hasta el río. Cada dibujo, cada palabra, tenía un efecto en la gente.

"¡Qué inteligentes son estos chicos!" - susurraba una madre.

"Nunca pensé en el agua de esa forma" - comentaba un anciano.

Al final de la presentación, Don Ramón se levantó y dijo:

"Estoy muy orgulloso de estos jóvenes. Han sembrado una semilla en el corazón de nuestro pueblo. Todos debemos trabajar juntos para cuidar nuestro acuífero."

Al escuchar a Don Ramón, los adultos comenzaron a unirse a la causa de los niños. Organizaron jornadas de limpieza en el río, instalaron carteles sobre el uso responsable del agua, y hasta crearon un grupo llamado "Los Guardianes del Agua".

Pasaron los días, y el río comenzó a recuperarse. Tomi y sus amigos se sintieron felices al ver cómo su esfuerzo había dado frutos.

"¿Pueden creerlo? ¡El agua está volviendo!" - exclamó Patty.

"Todo gracias a nosotros y a todos los que nos escucharon" - añadió Lola.

Y así, el pueblo aprendió a valorar no solo el agua, sino también la importancia de trabajar juntos por un bien común. Tomi, Lola, Patty y sus amigos habían hecho del pequeño pueblo un lugar mejor para todos, enseñando que la Tierra y el agua son tesoros que deben cuidarse siempre.

Desde ese día, siempre recordaron que, aunque son sólo niños, con unidad y propósito, podían lograr grandes cosas. Y cada vez que iban al río, sonreían al ver su reflejo cristalino, que brillaba más que nunca.

"¡Cuidemos el agua siempre!" - gritaba Tomi mientras se lanzaba al agua, seguido de sus amigos, felices de poder disfrutar de su tesoro.

Y así, la historia de Tomi y sus amigos se convirtió en un bello recuerdo en el pueblo, un legado sobre el amor y respeto a la Tierra, y cómo juntos, siempre podían hacer la diferencia.

FIN.

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