El Tesoro Azul
Había una vez en la ciudad de Agualinda, un lugar donde el agua era muy escasa. En esa ciudad vivían Marcos y Laura, una pareja que tenía una casa muy bonita pero que lamentablemente sufría de faltante de agua.
Marcos era un hombre despreocupado y derrochón. Siempre dejaba el grifo abierto mientras se lavaba los dientes o se afeitaba, y no le importaba si había sequía o si otras personas necesitaban ese preciado recurso.
Por otro lado, Laura era una mujer conciente del problema y siempre trataba de ahorrar agua en todo lo que hacía. Un día, cansada de ver cómo Marcos desperdiciaba tanta agua, Laura decidió hacer algo para cambiarlo.
Se acercó a él con ternura y le dijo: "Marcos, amor mío, ¿te das cuenta de lo importante que es cuidar el agua? Hay muchas personas en nuestra ciudad que no tienen suficiente para beber o para bañarse.
"Marcos la miró sin mucha atención y respondió: "Pero cariño, ¿qué tiene eso que ver conmigo? Yo tengo suficiente dinero para pagarla. "Laura sabía que tenía que encontrar la forma de hacerle entender a Marcos lo valioso que era el agua.
Entonces decidió llevarlo a dar un paseo por Agualinda. Caminaron juntos por las calles de la ciudad hasta llegar al parque principal. Allí vieron a niños jugando con globos llenos de agua. Los pequeños reían mientras se mojaban entre ellos.
"¿Ves eso?", preguntó Laura señalando a los niños divertidos. "Ellos están disfrutando del agua como si fuera un juego, pero para otros es un lujo. "Marcos comenzó a reflexionar mientras veía a los niños jugar.
Se dio cuenta de que había estado siendo egoísta y derrochador con algo tan valioso como el agua. Decidido a cambiar, Marcos le dijo a Laura: "Tienes razón, amor. A partir de ahora seré más cuidadoso con el agua.
No quiero que nadie en nuestra ciudad sufra por mi culpa. "Desde aquel día, Marcos se volvió muy consciente del uso del agua. Cerraba el grifo mientras se lavaba los dientes, arreglaba las goteras y regaba las plantas solo cuando era necesario.
Poco a poco, sus vecinos empezaron a notar el cambio en él y también comenzaron a tomar conciencia sobre la importancia de cuidar el agua. La ciudad de Agualinda se convirtió en un ejemplo para otras ciudades cercanas.
Todos aprendieron la lección de Marcos y Laura: que cada gota de agua cuenta y debe ser utilizada con responsabilidad.
Así fue como esta pareja logró hacer una diferencia en su ciudad y enseñarle al resto de las personas lo importante que es cuidar del recurso más preciado que tenemos: el agua. Y así termina nuestro cuentito, recordándonos siempre la importancia de valorar y cuidar cada gotita de agua que tengamos.
FIN.