El tesoro compartido
Había una vez, en lo más alto de una hermosa montaña, tres amigos llamados Tomás, Sofía y Martín.
Vivían en un pequeño pueblo al pie de la montaña y solían subir hasta la cima para disfrutar de las maravillosas vistas que ofrecía. Un día, mientras exploraban la montaña, encontraron una cueva escondida detrás de unas rocas. Decidieron entrar para ver qué había dentro y se sorprendieron al encontrar un tesoro brillante y reluciente.
Tomás, el más avaricioso del grupo, inmediatamente pensó en quedarse con todo el tesoro para sí mismo. Pero Sofía y Martín sabían que eso no era correcto. Ellos creían en la importancia de compartir y ser generosos.
"Tomás, no podemos quedarnos con todo esto solo para nosotros", dijo Sofía con voz firme. "Debemos compartirlo con los demás". Pero Tomás no quería escuchar razones. Estaba cegado por su codicia y decidió engañar a sus amigos para quedarse con todo el tesoro.
—"Chicos" , dijo Tomás con voz temblorosa. "Creo que esta cueva está maldita. Si nos llevamos algo del tesoro, algo terrible nos pasará". Sofía y Martín se miraron confundidos pero asintieron sin decir nada más.
Creyeron las palabras de Tomás porque confiaban en él como amigo. A medida que pasaba el tiempo, Tomás se volvía cada vez más rico gracias al tesoro robado mientras Sofía y Martín vivían modestamente en el pueblo.
La gente empezó a notar las diferencias entre ellos: unos tenían mucho y otros apenas tenían lo suficiente para vivir. Pero un día, mientras Tomás disfrutaba de su riqueza en su lujosa mansión, la montaña tembló y se abrió una grieta gigante.
El pueblo entero estaba en peligro y todos corrieron hacia la montaña para buscar refugio. Sofía y Martín llegaron a tiempo para ver cómo Tomás intentaba escapar con sus tesoros mientras el resto del pueblo quedaba atrapado.
Sin pensarlo dos veces, Sofía y Martín se acercaron a Tomás y le dijeron:"Tomás, ahora es el momento de ser generoso. Si compartes tu tesoro con todos, podremos salvar al pueblo". Tomás dudó por un momento.
Recordó las palabras de Sofía sobre la importancia de compartir y ser generoso. Se dio cuenta de que había sido egoísta durante todo este tiempo.
Sin perder un segundo más, Tomás decidió dejar atrás su avaricia y comenzó a repartir el tesoro entre los habitantes del pueblo. A medida que lo hacía, la grieta se cerraba lentamente hasta desaparecer por completo. El pueblo fue salvado gracias a la generosidad de Tomás.
Desde ese día en adelante, él aprendió la importancia de compartir y ser generoso. Junto con Sofía y Martín, trabajaron juntos para construir un lugar donde todos pudieran vivir en igualdad.
Este cuento nos enseña las consecuencias negativas de la avaricia y el engaño, así como el valor de compartir y ser generosos. También nos muestra cómo las desigualdades de poder pueden afectar nuestras vidas diarias y la importancia de construir una sociedad justa.
Además, destaca el papel de Sofía y Martín en la historia, mostrando cómo las mujeres pueden ser fuertes y valientes. Nos enseña que todos somos iguales, sin importar nuestro género.
Y así, Tomás, Sofía y Martín vivieron felices en su pueblo de montaña, compartiendo no solo el tesoro recuperado sino también su amistad y sabiduría con todos los que los rodeaban. Fin.
FIN.