El tesoro compartido de la Finca Simón
Había una vez en la hermosa Finca Simón, un lugar lleno de aventuras y diversión para todos los animales que allí vivían.
En esta finca, había un grupo de amigos muy especial: Simón el conejo, Mateo el perro, Lola la gata y Martina la oveja. Un día soleado, mientras jugaban en el prado, encontraron un mapa misterioso debajo de un árbol.
Era un mapa del tesoro que indicaba la ubicación de algo muy valioso escondido en algún lugar de la finca. Los amigos se emocionaron mucho y decidieron embarcarse en una travesía para encontrar ese tesoro. "¡Chicos! ¡Tenemos que seguir este mapa y descubrir qué hay escondido!"- exclamó Simón emocionado.
"¡Sí! ¡Será una gran aventura!"- respondió Mateo con entusiasmo. Los cuatro amigos siguieron las indicaciones del mapa y comenzaron a explorar diferentes lugares de la finca. Primero fueron al estanque donde encontraron una pista que les llevó hasta el granero.
Allí hallaron otra pista que les condujo a los árboles frutales. Mientras caminaban por los árboles frutales, oyeron unos ruidos extraños provenientes del gallinero. Decidieron ir a investigar y encontraron a Carlitos el gallo preocupado porque sus pollitos habían desaparecido.
"¿Qué les pasó a mis pollitos? ¡Estoy tan preocupado!"- dijo Carlitos angustiado. El grupo decidió ayudar a Carlitos a buscar a sus pollitos perdidos antes de continuar su búsqueda del tesoro.
Recorrieron la finca entera, buscando cada rincón y preguntando a todos los animales si habían visto a los pollitos. Finalmente, encontraron a los pollitos en un nido de hojas cerca del estanque. Estaban asustados pero sanos y salvos.
Los amigos llevaron de vuelta a los pollitos con su papá y todos celebraron el reencuentro. "¡Gracias por ayudarme a encontrar a mis pequeños!"- exclamó Carlitos emocionado. "De nada, Carlitos. Los amigos siempre están para ayudarse"- respondió Simón con una sonrisa.
Después de ayudar a Carlitos, continuaron su búsqueda del tesoro siguiendo las pistas del mapa. Finalmente llegaron al granero nuevamente, donde encontraron una caja misteriosa escondida detrás de unos fardos de heno.
Con mucho cuidado abrieron la caja y descubrieron que contenía semillas especiales para plantar árboles frutales en toda la finca. Era un regalo muy valioso que les permitiría tener aún más frutas deliciosas para compartir entre todos los animales.
Los amigos se sintieron felices y orgullosos por haber encontrado ese tesoro tan especial que beneficiaría a toda la finca Simón. Desde ese día, trabajaron juntos plantando las semillas y cuidando los nuevos árboles frutales que crecieron en la finca.
Todos disfrutaban ahora de abundantes cosechas gracias al trabajo en equipo y la solidaridad de estos grandes amigos. Y así terminó esta travesía llena de aventuras y enseñanzas importantes sobre el valor de la amistad, la ayuda mutua y el trabajo en equipo.
La finca Simón se convirtió en un lugar aún más maravilloso donde todos los animales vivían felices y compartían momentos especiales juntos.
FIN.