El Tesoro de Abuela Moni



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una abuela llamada Moni. Ella era conocida por todos los habitantes del lugar como la abuela más alegre y divertida que jamás habían conocido.

Siempre tenía tiempo para jugar con sus nietos Eli y Simon, contarles historias y enseñarles nuevas cosas. Abuela Moni era una mujer muy activa, le encantaba bailar, cantar y hacer teatro.

Además, trabajaba en una tienda local donde siempre atendía a sus clientes con una gran sonrisa en el rostro. Un día, Abuela Moni decidió que quería hacer algo especial para sus nietos Eli y Simon. Así que les propuso un juego: "Vamos a buscar el tesoro perdido", dijo emocionada.

Los niños se emocionaron al instante. ¿Qué tesoro podrían encontrar? Abuela Moni explicó que había escondido pistas por todo el pueblo y que debían seguirlas para encontrar el tesoro final. Comenzaron la búsqueda de las pistas siguiendo las instrucciones de Abuela Moni.

La primera pista los llevó al parque donde solían jugar juntos cuando eran más pequeños. Allí encontraron un papel con otra pista escrita: "El siguiente paso está cerca del árbol más grande del pueblo".

Después de correr hacia allí, descubrieron otra pista escondida detrás del árbol: "La última pista está dentro de la tienda donde trabaja Abuela Moni". Rápidamente fueron hacia la tienda y encontraron a su abuela esperándolos allí.

"¡Felicitaciones chicos! ¡Lo hicieron! El tesoro está en la caja detrás del mostrador", dijo Abuela Moni mientras les entregaba una pequeña caja envuelta en papel de regalo. Eli y Simon abrieron la caja emocionados. Dentro encontraron un par de llaves.

"¿Para qué son estas llaves, Abuela?", preguntó Eli. Abuela Moni sonrió y dijo: "Son las llaves de mi auto. Quiero que lo cuiden por mí cuando ya no esté aquí con ustedes".

Los niños se miraron sorprendidos pero agradecidos por el regalo tan especial que su abuela les había dado. Desde ese día en adelante, cuidaron del auto como si fuera el tesoro más valioso que pudieran tener.

Años después, cuando los nietos eran adultos, recordaban con cariño aquel día en el que buscaron el tesoro perdido junto a su querida Abuela Moni. Y aunque ella ya no estaba físicamente presente, siempre estaría viva en sus recuerdos como la abuela más divertida y amorosa que jamás hubieran conocido.

FIN.

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