El tesoro de Benja, Lola y Max
Había una vez un niño llamado Benja que vivía en una hermosa casa con un enorme jardín. A Benja le encantaba pasar su tiempo libre jugando al aire libre, explorando y descubriendo cosas nuevas.
Un día soleado, Benja decidió salir a jugar en el jardín. Se puso sus zapatillas favoritas y salió corriendo por la puerta trasera de su casa. Allí se encontró con su amiga Lola, quien también estaba lista para divertirse.
- ¡Hola Lola! ¿Qué vamos a hacer hoy? - preguntó Benja emocionado. - ¡Hola Benja! Podemos construir una casita de hojas o buscar tesoros escondidos en el jardín - sugirió Lola.
Benja pensó por un momento y luego dijo:- Me parece genial lo de buscar tesoros, pero no sé por dónde empezar. Lola sonrió y le dijo:- No te preocupes, tengo un mapa del tesoro secreto del jardín. Vamos a seguir las pistas y encontrarlo juntos.
Los dos amigos comenzaron a seguir el mapa que Lola había dibujado. Primero tuvieron que cruzar un puente hecho de troncos caídos sobre un pequeño arroyo. Luego siguieron por un camino rodeado de flores coloridas hasta llegar a una gran roca.
- Aquí dice que debemos subir la roca más alta para encontrar la siguiente pista - leyó Lola emocionada. Benja trepó rápidamente la roca mientras Lola lo animaba desde abajo.
Una vez arriba, encontraron otra nota escondida detrás de unas ramas:"Ahora deben ir al árbol más antiguo del jardín. Allí encontrarán la próxima pista". Los dos amigos corrieron hacia el árbol más grande y antiguo que habían visto.
Buscaron por todas partes hasta que Benja encontró un pequeño papel escondido en una grieta del tronco. - ¡Lo encontré! Dice que debemos seguir las huellas de animales hasta llegar a la última pista - exclamó Benja emocionado.
Benja y Lola siguieron las huellas de animales, saltando como conejos y arrastrándose como serpientes, hasta llegar a un arbusto espeso. Allí encontraron una caja cerrada con candado. - ¡Es la caja del tesoro! Pero no tenemos la llave - dijo Benja preocupado.
En ese momento, escucharon un ruido proveniente del otro lado del arbusto. Era el perro de la vecina, Max, quien había estado siguiendo su aventura desde lejos. Max llevaba algo en su boca: ¡la llave! - ¡Max nos trajo la llave! - exclamó Lola emocionada.
Benja abrió la caja con cuidado y dentro encontraron monedas brillantes, piedras preciosas y juguetes antiguos. - Hicimos realidad nuestro sueño de encontrar un verdadero tesoro - dijo Benja mientras abrazaba a Lola y acariciaba a Max.
Desde ese día, Benja aprendió que cuando se aventuraba fuera de su casa podía descubrir cosas maravillosas si estaba dispuesto a explorar y trabajar en equipo con sus amigos.
Y así fue como cada día se convertía en una nueva aventura para él y sus compañeros de juegos en el jardín. Y colorín, colorado, este cuento de Benja y sus amigos ha terminado.
FIN.