El Tesoro de Eithan



Era el año 1988 en un pequeño pueblo de España, donde la leyenda del ámbar brillaba con fuerza entre los habitantes. Se decía que quien poseía una tiara de ámbar podía escuchar los secretos del viento y las historias del pasado. Eithan, un niño curioso y aventurero, siempre había soñado con encontrar una tiara mágica.

Un día, mientras exploraba un bosque cercano a su casa, Eithan tropezó con una piedra que, al caerse, dejó al descubierto un antiguo cofre.

"¡Mira lo que encontré!", gritó Eithan a su amiga Clara, quien siempre lo acompañaba en sus aventuras. Clara se acercó rápidamente.

"¿Qué es eso?" -preguntó emocionada.

Eithan abrió el cofre y dentro encontró una tiara de ámbar resplandeciente. Ambos niños quedaron asombrados.

"¡Es como en los cuentos de hadas!", exclamó Clara.

"¡Deberíamos llevarla a casa!", sugirió Eithan, pero Clara lo detuvo.

"Espera, Eithan. ¿Y si es de alguien más?".

La preocupación de Clara hizo que Eithan dejara la tiara por un momento. Sin embargo, su deseo de conocer más sobre ella era muy fuerte. Decidieron investigar su origen.

Primero, hablaron con Don Felipe, el anciano del pueblo.

"¡Don Felipe!", llamó Eithan. "¿Sabés algo sobre esta tiara?".

Don Felipe se acomodó las gafas y observó la tiara.

"¡Ah, sí! Esta tiara pertenecía a la reina Isabel, la que daba vida a las historias de antaño. Se dice que quien la posea puede escuchar los susurros del viento" -respondió Don Felipe.

"¿Y dónde está su dueña?", preguntó Clara con curiosidad.

"Cuentan que la reina la escondió antes de partir en un viaje", explicó el anciano.

Eithan y Clara sintieron que tenían una misión entre manos: devolver la tiara a su legítima dueña y descubrir la magia de la que hablaba Don Felipe.

Entonces, decidieron hacer un mapa del lugar donde encontraron la tiara y trazar una ruta. Comenzaron su viaje hacia la montaña, donde la gente decía que la reina había desaparecido.

Durante el camino, encontraron diferentes desafíos. Un río caudaloso les barró el paso.

"No podemos cruzar por aquí, Eithan!", gritó Clara angustiada.

"¡Pero debemos!", respondió Eithan con determinación. La idea de la magia los impulsó.

Así que, inventaron una forma de cruzar usando troncos flotantes. Con esfuerzo y trabajo en equipo, lograron llegar al otro lado.

"¡Lo logramos!", exclamó Clara, riendo. Entonces, se dieron cuenta de que la aventura también era sobre la amistad y la colaboración.

Después de avanzar, llegaron al pie de la montaña y el día empezó a oscurecerse. Decidieron acampar allí.

"¿Qué haremos si no encontramos a la reina?", preguntó Clara mirando al fuego.

"No lo sé, pero debemos seguir intentando. Quizás ella nos encuentre a nosotros", respondió Eithan esperanzado.

Esa noche, mientras contemplaban las estrellas, una suave brisa comenzó a soplar. De repente, escucharon un murmullo.

"¿Escuchás eso?", preguntó Clara asombrada.

"Sí, los susurros del viento", respondió Eithan emocionado.

Ambos se quedaron en silencio, escuchando lo que el viento les decía. Parecía que las voces los guiaban hacia el camino correcto.

A la mañana siguiente, decidieron seguir las indicaciones del viento y se encontraron con un hermoso prado lleno de flores. Allí, en el centro, había un roble gigante.

"¿Y ahora?", preguntó Clara mirando el árbol.

Eithan se acercó al roble y encontró un pequeño hueco en su tronco donde lucía la misma tiara de ámbar.

"¡Mirá!", gritó, sacando la tiara de su bolso. Al acercar ambas tiaras, el aire se llenó de una energía especial. En ese momento, una figura apareció ante ellos. Era la reina.

"¡Oh, gracias, valientes niños!", dijo la reina con una voz suave.

"¿Vos sos la reina Isabel?", preguntó Clara asombrada.

"Sí, y he estado buscando mi tiara por mucho tiempo. Ahora, gracias a ustedes, mi legado vuelve a brillar", explicó la reina, sonriendo.

"Pero, ¿qué pasará con nosotros?", preguntó Eithan con un tono de preocupación.

"Todo lo que hicisteis por encontrarme demuestra que el verdadero tesoro no es la tiara, sino la amistad y las aventuras que vivieron juntos. Esta tiara ahora es parte de su legado también. La magia de la amistad vivirá en ustedes siempre", dijo la reina mientras tomaba la tiara de Eithan.

Y así, la reina desapareció en un destello de luz, mientras Eithan y Clara sabían que sus corazones guardaba un poco de la magia del ámbar. Desde ese día, continuaron viviendo aventuras, recordando que la verdadera herencia que tenían era la amistad, el valor y la curiosidad.

Y siempre recordarían cómo un día, la mágica tiara de ámbar los llevó hacia lo más profundo de la amistad y la aventura.

Fin.

FIN.

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