El Tesoro de Helena



Había una vez en el hermoso reino submarino de Atlántida, una pequeña y valiente sirena llamada Helena.

Ella era la hija del rey y la reina del mar, y siempre había sido muy feliz nadando entre los corales y jugando con sus amigos peces. Un día, mientras exploraba las profundidades del océano, Helena encontró un misterioso cofre dorado.

Con mucha curiosidad, lo abrió y descubrió un mapa antiguo que mostraba el camino hacia un tesoro escondido en lo más profundo de las cavernas submarinas. Llena de emoción, Helena decidió embarcarse en una aventura para encontrar ese tesoro legendario. Sin embargo, antes de partir, debía pedir permiso a sus padres.

Se dirigió al palacio real y encontró a su madre ocupada gobernando el reino. "Mamá", dijo Helena emocionada. "¡Encontré un mapa que nos llevará a un tesoro! ¿Puedo ir a buscarlo?"La reina miró a su hija con cariño y preocupación.

Sabía que las cavernas submarinas eran peligrosas e impredecibles. Pero también sabía que Helena estaba llena de determinación y valentía. "Helena querida", dijo la reina con voz suave pero firme.

"Si realmente deseas ir en esta aventura, prométeme que serás cuidadosa y escucharás tu intuición". "Lo prometo mamá", respondió Helena entusiasmada. Y así comenzó la emocionante travesía de Helena hacia las cavernas submarinas.

A medida que se adentraba en lo desconocido, Helena encontró muchos desafíos: corrientes fuertes que la empujaban en diferentes direcciones, criaturas marinas feroces y obstáculos inesperados. Pero Helena no se rindió. Recordó las palabras de su madre y confió en sus instintos para superar cada obstáculo.

Nadó con gracia y agilidad, evitando peligros y manteniendo su objetivo en mente. Finalmente, después de muchas pruebas y esfuerzos, Helena llegó al lugar donde el mapa indicaba que estaba el tesoro.

Pero cuando abrió el cofre, en lugar de encontrar oro y joyas preciosas, descubrió algo mucho más valioso: un mensaje escrito por los antiguos habitantes de Atlántida. El mensaje decía: "El verdadero tesoro está dentro de ti. Encuentra la felicidad en las pequeñas cosas y comparte tu alegría con los demás".

Helena entendió entonces que la aventura había sido una prueba para enseñarle una lección importante. No importaba lo que encontrara afuera, sino cómo se sentía dentro de sí misma. Y desde ese momento decidió ser una sirena feliz todos los días.

De regreso a casa, Helena compartió su experiencia con sus amigos peces y les recordó que siempre hay razones para ser felices. Juntos nadaron por todo el reino esparciendo alegría entre todos los habitantes del mar.

Y así fue como Princesa Helena Mar Sirena Feliz enseñó a todos que la verdadera felicidad se encuentra dentro de nosotros mismos y se comparte con amor hacia los demás.

FIN.

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