El tesoro de Inés Tostada


Había una vez en el tranquilo pueblo de Villa Pan, una niña llamada Inés Tostada. Inés era conocida por ser muy dormilona, le encantaba quedarse en la cama hasta tarde y siempre estaba soñando con aventuras increíbles.

Un día, la mamá de Inés se preocupó al ver que su hija dormía más de lo habitual. Decidió consultar con la doctora Margarita, una mujer sabia y amable que vivía en las afueras del pueblo.

La doctora Margarita examinó a Inés y le explicó a su mamá: "Inés está durmiendo tanto porque su cuerpo necesita descansar para crecer fuerte y sano. Pero es importante también tener un equilibrio entre el descanso y la actividad física".

La mamá de Inés decidió seguir el consejo de la doctora Margarita y animar a su hija a participar en actividades al aire libre, como jugar en el parque o andar en bicicleta.

Inés, aunque al principio se resistió un poco, pronto descubrió lo divertido que era moverse y explorar el mundo fuera de su cama. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, Inés encontró un mapa antiguo que mostraba un tesoro escondido en el bosque misterioso detrás del pueblo.

Emocionada por la aventura que se avecinaba, corrió a casa para contarle a su mamá sobre el hallazgo. "¡Mamá! ¡Encontré un mapa del tesoro! ¿Podemos ir juntas a buscarlo?", exclamó Inés emocionada.

Su mamá sonrió ante tanta emoción y aceptó acompañarla en esta nueva aventura. Juntas se adentraron en el bosque siguiendo las indicaciones del mapa: pasaron por ríos cristalinos, treparon montañas escarpadas y sortearon obstáculos hasta llegar finalmente a un claro donde brillaba una caja dorada.

Al abrir la caja, encontraron no solo monedas antiguas y piedras preciosas, sino también un mensaje secreto que decía: "El verdadero tesoro está dentro de ti: tu valentía, tu bondad y tu capacidad de soñar".

Inés comprendió entonces que las mayores aventuras no siempre están fuera de casa; muchas veces están dentro de uno mismo. A partir de ese día, siguió disfrutando del sueño reparador pero también aprendió a despertarse temprano para vivir nuevas experiencias cada día.

Y así fue como Inés Tostada dejó atrás sus largas siestas para convertirse en la niña más activa y feliz de todo Villa Pan.

Y cada noche antes de dormir recordaba con cariño aquella inolvidable búsqueda del tesoro que le enseñó que los verdaderos tesoros son aquellos que llevamos dentro.

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