El tesoro de Itálica



Había una vez en la antigua ciudad de Itálica, un niño llamado Marcos. Vivía en una pequeña casa de ladrillos rojos junto a su familia.

Todos los días, Marcos se levantaba temprano para comenzar su día lleno de aventuras y descubrimientos. Después de desayunar con sus padres y hermanos, Marcos se ponía su túnica blanca y salía corriendo hacia el mercado. Allí, disfrutaba recorriendo los puestos coloridos llenos de frutas frescas, verduras y especias exóticas.

A veces, incluso conseguía probar algunas muestras deliciosas. Una vez que había terminado en el mercado, Marcos se dirigía a la escuela. Caminaba por las calles empedradas mientras saludaba a sus amigos que también iban rumbo al colegio.

La escuela estaba ubicada cerca del anfiteatro romano más grande de toda Hispania. En la escuela, Marcos aprendía sobre historia romana y matemáticas. También practicaba deportes como lanzamiento de jabalina y carrera de carros.

Pero lo que más le gustaba eran las historias que les contaban sobre los grandes héroes romanos como Julio César y Trajano. Después de un día lleno de aprendizaje, era hora de regresar a casa.

Al llegar a su hogar, Marcos entraba por la puerta principal y se encontraba con un patio central rodeado por varias habitaciones. "- ¡Hola mamá! ¿Qué hay para cenar hoy?", exclamó Marcos emocionado mientras dejaba su mochila en uno de los bancos del patio.

"- Hola cariño", respondió su madre. "Hoy vamos a tener una deliciosa cena de pasta con salsa de tomate y queso. ¿Te gusta?"Marcos sonrió y asintió emocionado.

La cocina estaba justo al lado del patio, así que podía oler el aroma tentador que venía de allí. Después de cenar, Marcos se dirigía a su habitación. Tenía la suerte de tener una habitación para él solo, donde podía jugar con sus juguetes y leer libros sobre la historia romana.

Una noche, mientras leía un libro sobre los gladiadores en su cama, escuchó un ruido extraño proveniente del sótano. Decidió investigar y se aventuró escaleras abajo.

Al llegar al sótano oscuro y polvoriento, encontró algo sorprendente: ¡un mapa antiguo! El mapa mostraba un camino secreto debajo del anfiteatro romano hacia una cueva misteriosa llena de tesoros ocultos. Sin pensarlo dos veces, Marcos decidió seguir el mapa en busca de emocionantes aventuras.

Siguiendo las indicaciones del mapa paso a paso, Marcos llegó finalmente a la cueva escondida bajo el anfiteatro romano. Allí descubrió monedas antiguas, joyas brillantes y artefactos históricos.

Marcos entendió entonces que no era solo un niño normal viviendo en Itálica; él era parte de esa historia viva que lo rodeaba todos los días. Decidió compartir sus descubrimientos con sus amigos y profesores en la escuela para inspirarlos a aprender más sobre la historia romana.

A partir de ese día, Marcos se convirtió en un pequeño explorador, siempre en busca de nuevas aventuras y conocimientos. Su amor por la historia romana lo llevó a convertirse en un gran arqueólogo cuando creció.

Y así, Marcos nos enseñó que incluso los lugares más comunes pueden esconder secretos emocionantes y que el aprendizaje está en todas partes, solo hay que tener curiosidad y valentía para descubrirlo.

FIN.

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