El Tesoro de Jax y Ponmi



En un hermoso barrio de Buenos Aires vivían Jax, un perrito salchicha muy juguetón, y Ponmi, una niña alegre y traviesa. Desde que se conocieron en el refugio de animales, se convirtieron en los mejores amigos.

Juntos disfrutaban de largos paseos por el parque, donde Jax corría detrás de la pelota que Ponmi lanzaba con entusiasmo. Una tarde soleada, Ponmi y Jax salieron al parque como de costumbre.

La niña llevaba consigo una bolsa llena de galletas para compartir con su amigo animal después de jugar. Mientras Jax correteaba feliz persiguiendo la pelota, un grupo de niños se acercó curiosamente a ver al pequeño perro juguetón.

"¡Qué lindo es tu perro! ¿Puede jugar con nosotros?" -preguntó uno de los niños a Ponmi. "¡Claro que sí! ¡Jax adora hacer nuevos amigos!" -respondió ella con una sonrisa. Los niños comenzaron a lanzar la pelota para Jax mientras reían y disfrutaban del juego.

El perrito estaba emocionado saltando y corriendo sin parar. Después de un rato, todos se sentaron en el césped para descansar y comer las galletas que Ponmi había traído.

"¡Estas galletas están deliciosas! ¿Dónde las compraste?" -preguntó uno de los niños mientras saboreaba su merienda. "Mi mamá las hizo en casa. Le encanta cocinar cosas ricas" -respondió Ponmi orgullosamente. De repente, uno de los niños notó algo brillante entre los arbustos cercanos.

Era una llave dorada que parecía haber sido olvidada allí hace mucho tiempo. Intrigados, decidieron seguirla hasta llegar a un viejo cofre escondido bajo un árbol. "¡Wow! ¿Qué crees que haya dentro?" -exclamó otro niño emocionado por la sorpresa inesperada.

Con cuidado abrieron el cofre revelando un montón de juguetes antiguos y libros ilustrados. Todos estaban maravillados por el tesoro encontrado gracias a la curiosidad despertada por aquella llave perdida.

Después de explorar cada objeto del cofre mágico, decidieron llevarlo al refugio local para compartirlo con otros niños que también podrían divertirse con esos tesoros olvidados. Al llegar al refugio, todos los pequeños encontraron alegría en jugar juntos y descubrir historias nuevas en aquellos libros antiguos.

La tarde llegaba a su fin cuando Ponmi y Jax regresaron a casa después de vivir una aventura inolvidable junto a sus nuevos amigos. Sentados en el sofá acogedor, recordaban cada momento especial compartido durante ese día tan emocionante.

Desde entonces, cada vez que visitaban el parque o el refugio local, recordaban aquella tarde mágica donde la amistad, la curiosidad y la generosidad les habían regalado momentos inolvidables llenos de sorpresas y diversión.

FIN.

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