El tesoro de Juan María
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arboleda, vivía un niño llamado Juan María. Era un niño muy especial, ya que tenía la capacidad de ver la belleza en todo lo que le rodeaba.
Desde los árboles hasta las flores más pequeñas, Juan María encontraba siempre algo hermoso en cada rincón del pueblo. Un día, mientras caminaba por el parque, Juan María se encontró con una situación triste.
Un grupo de niños estaba molestando a un pajarito indefenso que había caído de su nido. Sin pensarlo dos veces, nuestro valiente protagonista se acercó y les pidió que dejaran al pajarito tranquilo.
"¡Dejen al pajarito en paz! Él también merece ser feliz", exclamó Juan María con determinación. Los niños se quedaron sorprendidos por las palabras de Juan María y decidieron hacerle caso. Juntos levantaron al pajarito y lo devolvieron a su nido. El animalito parecía estar agradecido y comenzó a cantar alegremente.
Desde ese día, los niños del pueblo empezaron a darse cuenta de la forma tan especial en que Juan María veía el mundo. Decidieron seguir su ejemplo y comenzaron a buscar la belleza en todo lo que les rodeaba.
Una tarde soleada, mientras jugaban en el río cercano al pueblo, uno de los niños vio algo brillante entre las piedras del agua. "¡Miren qué tesoro encontré!", gritó emocionado. Era una pequeña piedra con destellos dorados y plateados.
Todos se maravillaron ante su belleza y decidieron llevarla al colegio para mostrarla a sus compañeros. Cuando llegaron al colegio, la maestra quedó impresionada por la piedra y decidió organizar una exposición de tesoros naturales.
Cada niño debía buscar algo especial en la naturaleza y llevarlo al colegio. Juan María estaba emocionado con la idea y se propuso encontrar el tesoro más hermoso de todos. Decidió explorar los campos del pueblo en busca de su hallazgo.
Caminó durante horas, observando cada detalle del paisaje con atención. De repente, Juan María vio un destello entre las ramas de un árbol. Se acercó sigilosamente y descubrió que era un nido lleno de huevos coloridos.
Eran huevos de pajaritos que pronto iban a nacer. Sin dudarlo, Juan María decidió llevar el nido al colegio como su tesoro especial. Cuando lo mostró a sus compañeros y a la maestra, todos quedaron maravillados por su belleza y originalidad.
La exposición fue todo un éxito y Juan María recibió el reconocimiento por haber encontrado el tesoro más valioso del pueblo: la vida misma. A partir de ese día, los niños aprendieron a valorar aún más la belleza natural que los rodeaba.
Comenzaron a cuidar los árboles, plantas y animales del pueblo para asegurarse de que siempre hubiera tesoros naturales para descubrir.
Y así, gracias a Belleza arboleda hermoso Juan María, el pequeño pueblo de Arboleda se convirtió en un lugar donde todos aprendieron a ver la belleza en cada rincón del mundo.
FIN.