El tesoro de Juanito
Había una vez un wey llamado Juanito, un chico muy curioso y aventurero que siempre estaba buscando nuevas experiencias. Un día, mientras caminaba por la calle, encontró algo brillante en el suelo.
¡Era un iPhone! Juanito no podía creer su suerte, pero había un problema: no sabía cuánto le había costado. Juanito decidió llevarse el iPhone a casa y preguntarle a su mamá cuánto valdría.
"Mamá, encontré este teléfono en la calle y no sé cuánto cuesta", dijo Juanito con emoción. La mamá de Juanito examinó cuidadosamente el teléfono y le explicó que los iPhones eran muy caros. Le dijo que si quería tener uno nuevo tendría que trabajar mucho para poder pagarlo.
"Pero mamá, ¿no podemos quedarnos con este? Yo puedo usarlo", sugirió Juanito esperanzado. Su mamá le explicó que era importante ser honestos y devolver las cosas que no nos pertenecen. Juntos decidieron buscar al dueño del iPhone para devolvérselo.
Juanito y su mamá comenzaron una búsqueda incansable para encontrar al dueño del teléfono perdido. Preguntaron a todos sus vecinos y amigos si habían perdido un iPhone recientemente, pero nadie parecía reconocerlo.
Un día, mientras caminaban por el parque cerca de su casa, vieron a un niño triste sentado en una banca. Era Pedro, uno de los compañeros de clase de Juanito. "Hola Pedro", saludó Juanito amablemente.
"¿Estás bien?"Pedro levantó la cabeza y sus ojos se iluminaron al ver a Juanito. "No, estoy muy triste. Perdí mi iPhone y no puedo encontrarlo por ninguna parte". Juanito sonrió y sacó el iPhone que había encontrado. "¡Creo que esto es tuyo, Pedro!", exclamó emocionado.
Pedro no podía creer lo que veía. Estaba tan feliz de encontrar su teléfono perdido que abrazó a Juanito con fuerza. Le contó cómo se le había caído mientras jugaba en el parque y estaba desesperado por recuperarlo.
"Gracias, Juanito", dijo Pedro emocionado. "No sabes cuánto significa para mí tener mi iPhone de vuelta". Juanito sonrió y le explicó a Pedro cómo encontró el teléfono en la calle sin saber cuánto valía.
Ambos chicos aprendieron una valiosa lección sobre la honestidad y la importancia de devolver las cosas perdidas. A partir de ese día, Juanito decidió ahorrar dinero para comprar su propio iPhone algún día.
Hizo pequeños trabajos como cortar césped o ayudar a sus vecinos mayores con las compras del supermercado. Con paciencia y dedicación, Juanito finalmente logró ahorrar lo suficiente para comprar un nuevo iPhone por sí mismo. Se sintió orgulloso de su logro porque sabía cuánto había trabajado para conseguirlo.
La historia de Juanito se convirtió en un ejemplo para todos los niños del vecindario sobre la importancia del trabajo duro, la honestidad y el valor de las cosas.
Y así, gracias a una simple pregunta sobre el costo de un iPhone encontrado en la calle, Juanito aprendió grandes lecciones que lo acompañarían durante toda su vida.
FIN.