El tesoro de Juanito



En un día soleado y con el cielo despejado, el imponente barco Perla Negra navegaba por aguas salvadoreñas. El Capitán Morgán y su tripulación estaban emocionados de hacer una parada en un muelle desconocido en El Salvador.

Al bajar del barco, fueron recibidos por un grupo de niños curiosos que se acercaron corriendo para saludarlos.

Uno de ellos, llamado Juanito, se acercó al Capitán Morgán con ojos brillantes y le preguntó:- ¿De dónde vienen en ese hermoso barco? El Capitán sonrió y respondió:- ¡Hola, pequeño! Venimos de lejanas tierras en busca de aventuras y tesoros escondidos. Los ojos de Juanito se abrieron aún más emocionados.

- ¡Wow! ¿Puedo conocer tu barco? Nunca he visto algo tan grande y bonito. El Capitán asintió con una sonrisa amable y llevó a Juanito a dar un recorrido por el Perla Negra. Mientras tanto, la tripulación decidió explorar el pueblo cercano al muelle.

Descubrieron que los habitantes eran muy amigables y les mostraron sus tradiciones y costumbres locales. Al atardecer, todos se reunieron en la plaza principal para disfrutar de una gran fiesta organizada en honor a la visita del barco Perla Negra.

Había música, bailes folclóricos y una mesa repleta de delicias salvadoreñas para compartir. Durante la celebración, uno de los marineros llamado Mateo notó que faltaba su preciado collar con una perla negra incrustada.

Todos se sorprendieron e inmediatamente comenzaron a buscar por todas partes sin éxito. - ¡Oh no! ¡Mi collar favorito ha desaparecido! -exclamó Mateo preocupado. Juanito escuchó la conversación y se acercó al Capitán Morgán con determinación. - ¡Capitán! Creo saber quién tiene el collar perdido. El Capitán lo miró sorprendido.

- ¿En serio? ¿Quién es? Juanito señaló hacia un rincón donde estaba sentado un niño solitario con aspecto nervioso. - Lo vi escondiendo algo sospechoso debajo de su camisa cuando nadie lo veía.

El Capitán Morgán siguió la mirada de Juanito y vio al niño en cuestión. Se acercó lentamente hacia él mientras toda la gente los observaba expectante. - Disculpa, chico. ¿Podrías mostrarme lo que tienes ahí? El niño vacilante sacó el collar del bolsillo y lo entregó avergonzado.

- Lo siento mucho... solo quería tener algo bonito como este collar -dijo con voz temblorosa. El Capitán Morgán tomó el collar entre sus manos y sonrió comprensivamente al niño. - No te preocupes, todos cometemos errores.

Pero recuerda que las cosas más valiosas no son las que tenemos materialmente, sino las experiencias vividas junto a personas especiales como esta comunidad salvadoreña tan generosa.

Con lágrimas en los ojos, el niño pidiendo disculpas aceptando su error aprendió una valiosa lección sobre honestidad y humildad aquel día junto al maravilloso Barco Perla Negra. cerrando así un día lleno de aventuras inolvidables para todos los presentes.

FIN.

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