El tesoro de la amistad
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegre, vivían cuatro amigos inseparables: Cata, Vera, Jaz y Torre. Siempre estaban buscando nuevas aventuras y diversión.
Un día, mientras caminaban por el bosque cerca del pueblo, escucharon un ruido extraño proveniente de los arbustos. Se acercaron con curiosidad y descubrieron a un pequeño perrito asustado que se había perdido. Era tan lindo y tierno que decidieron llevarlo a casa.
Lo llamaron Luchi y lo cuidaron como si fuera parte de su familia. Juntos, exploraron cada rincón del pueblo y se embarcaron en emocionantes aventuras llenas de risas y juegos.
Una tarde soleada, mientras jugaban en el parque junto al gran árbol Grut, vieron a una niña triste sentada en un banco solitario. Su nombre era Marilina y parecía estar pasando por un momento difícil. "Hola Marilina ¿estás bien?", preguntó Cata con amabilidad. Marilina levantó la mirada sorprendida por la atención de los niños.
"No estoy muy bien", respondió ella con voz temblorosa. "Acabo de mudarme aquí y no tengo amigos". Los amigos se miraron entre sí preocupados por la tristeza de Marilina. Decidieron invitarla a jugar con ellos para animarla.
Juntos subieron al árbol Grut e imaginaron que eran valientes exploradores en busca del tesoro perdido del pirata Capitán Barba Negra. Recorrieron el pueblo resolviendo acertijos divertidos que los llevaron a diferentes lugares.
En su búsqueda, encontraron una vieja caja de madera enterrada en el jardín abandonado. Con emoción, la abrieron y descubrieron un mapa del tesoro. "¡Lo encontramos! ¡El tesoro está aquí!", exclamó Vera emocionada.
Todos se miraron con alegría y corrieron hacia el lugar indicado en el mapa. Siguiendo las pistas, llegaron a la orilla del río donde había una pequeña isla. Allí, encontraron un cofre lleno de monedas de chocolate y juguetes divertidos.
Marilina estaba radiante de felicidad al encontrar nuevos amigos y disfrutar de esta increíble aventura. Desde ese día, Cata, Vera, Jaz y Torre se convirtieron en los mejores amigos de Marilina. Juntos exploraban Villa Alegre sin cesar, creando recuerdos inolvidables mientras ayudaban a otros niños que necesitaban compañía.
Aprendieron que la amistad verdadera se basa en compartir momentos especiales, apoyarse mutuamente y nunca dejar a nadie atrás.
Además, descubrieron que cuando estás dispuesto a abrir tu corazón a los demás, puedes encontrar tesoros más valiosos que cualquier riqueza material: el amor y la amistad sincera. Así fue como Cata, Vera, Jaz y Torre enseñaron a Luchi que siempre hay espacio para uno más en su pandilla aventurera.
Y juntos continuaron explorando Villa Alegre con risas contagiosas e historias emocionantes por contar.
FIN.