El tesoro de la amistad
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Amistad, donde vivían Pachi, Martu y Feli. Eran tres amigas inseparables que compartían muchas aventuras juntas.
Un día, mientras jugaban en el parque, Pachi encontró una carta misteriosa debajo de un árbol. La carta decía: "Querida Pachi, si quieres encontrar algo especial, sigue los corazones rosados". Pachi se emocionó y mostró la carta a Martu y Feli. - ¡Chicas! Tenemos que encontrar los corazones rosados.
¡Debe ser algo maravilloso! - dijo Pachi emocionada. Las tres amigas comenzaron su búsqueda por todo el pueblo. Caminaron por las calles, revisaron cada rincón del parque y buscaron en todas partes posibles. Pero no encontraron ningún corazón rosado.
Desanimadas, decidieron descansar en una banca del parque. Mientras estaban sentadas allí, escucharon risas provenientes de detrás de unos arbustos cercanos. Curiosas, se acercaron sigilosamente para ver qué estaba sucediendo.
Para su sorpresa, encontraron a un grupo de niños pintando corazones rosados en las paredes del centro comunitario. - Hola chicos ¿qué están haciendo? - preguntó Martu con curiosidad. - ¡Hola! Somos los artistas del amor - respondió uno de los niños con entusiasmo-.
Estamos pintando corazones rosados para hacer feliz a la gente del pueblo. Las chicas quedaron impresionadas por la noble labor de aquellos niños y decidieron ayudarles a pintar más corazones por todo el pueblo.
Pachi, Martu y Feli se volvieron inseparables de aquel grupo de niños. Juntos, pintaron corazones rosados en las paredes de las casas, en el parque y hasta en la escuela. Cada corazón representaba un acto de amor y amistad.
Con el tiempo, Villa Amistad se convirtió en un lugar lleno de alegría y solidaridad. Las personas dejaron mensajes de agradecimiento a los artistas del amor por todos lados. Un día, mientras Pachi caminaba por el pueblo, encontró otro mensaje misterioso debajo de una piedra.
Decía: "Querida Pachi, si quieres encontrar algo aún más especial, sigue tu corazón". Llena de emoción, Pachi reunió a Martu y Feli para contarles lo que había encontrado.
- Chicas, ahora sé qué es lo más especial que podemos encontrar: ¡El verdadero amor! - exclamó Pachi emocionada. Las tres amigas comprendieron que el verdadero amor no solo estaba en los corazones rosados pintados por todo el pueblo; también estaba dentro de ellas mismas y siempre estarían allí para apoyarse mutuamente.
A partir de ese día, Pachi, Martu y Feli se prometieron ser amigas para siempre.
Juntas continuaron haciendo felices a las personas con sus actos de bondad y demostrando que la amistad verdadera es uno de los tesoros más valiosos que alguien puede tener. Y así fue como Pachi descubrió que la búsqueda del amor no solo está fuera sino también dentro de uno mismo y entre amigos verdaderos.
FIN.