El tesoro de la amistad


Karimi Patacha y Evangelina Mamacha eran dos niñas que vivían en un pequeño pueblo costero de Argentina. Desde muy pequeñas, las dos amigas habían desarrollado una gran pasión por la pesca.

Cada vez que podían, se escapaban juntas a la playa para lanzar sus anzuelos y esperar pacientemente a que algún pez picara. Una tarde, mientras pescaban juntas en el muelle del puerto, Karimi notó algo extraño en el agua.

Era un objeto grande y oscuro flotando cerca de ellas. Con curiosidad, se acercaron nadando para ver qué era. -¡Mira Evangelina! ¡Es un bote abandonado! -exclamó Karimi emocionada. Las dos niñas subieron al bote y comenzaron a explorarlo con entusiasmo.

Encontraron algunos objetos viejos y oxidados pero nada muy interesante hasta que descubrieron una carta escondida entre los escombros. -Es una carta antigua escrita por un marinero -dijo Evangelina mientras leía-.

Dice que encontró un tesoro perdido en una isla cercana hace muchos años pero nunca lo pudo recuperar porque se enfermó gravemente. -¡Tenemos que encontrar ese tesoro! -dijo Karimi emocionada-. Seríamos ricas y podríamos ayudar a mucha gente necesitada del pueblo.

Las dos amigas decidieron emprender la búsqueda del tesoro sin perder tiempo. Alquilando una pequeña embarcación con sus ahorros de años de pesca, partieron rumbo a la isla indicada en la carta. El camino no fue fácil ya que enfrentaron fuertes tormentas y peligrosas corrientes marinas.

Pero la perseverancia y el trabajo en equipo de las dos niñas pescadoras les permitieron superar todos los obstáculos. Finalmente, llegaron a la isla donde encontraron el tesoro escondido entre las rocas.

Había oro, joyas y objetos valiosos que llenaron sus ojos de asombro y felicidad. -¡Lo logramos Evangelina! -gritó Karimi abrazando a su amiga-. ¡Somos ricas! Pero cuando regresaron al pueblo con su tesoro, se dieron cuenta de algo importante.

La riqueza no era lo más valioso que habían encontrado en esa aventura sino la amistad, el trabajo duro y la confianza mutua. Decidieron compartir su fortuna con los habitantes del pueblo para ayudar a construir un hospital y una escuela para los niños necesitados.

Y así, Karimi Patacha y Evangelina Mamacha se convirtieron en heroínas locales por su valentía, tenacidad y generosidad.

Desde entonces, cada vez que salían juntas a pescar recordaban aquella emocionante aventura que les enseñó que lo más importante en la vida son las personas que te rodean y cómo puedes ayudarlas con tu esfuerzo y dedicación.

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