El tesoro de la amistad



Había una vez, en un hermoso bosque encantado, un dinosaurio despistado llamado Dino y un niño aventurero llamado Juanito.

Un día, mientras exploraban el bosque por separado, se encontraron de frente y sus ojos brillaron de emoción al ver al otro. "-¡Wow! ¡Un dinosaurio!" exclamó Juanito, maravillado. "-¡Oh! ¡Un niño!" respondió Dino, sorprendido. Desde ese momento, se volvieron inseparables. Juntos compartieron risas y vivieron emocionantes aventuras a lo largo del bosque.

Construyeron una pequeña casa entre los árboles donde guardaban sus tesoros más preciados: piedras brillantes, hojas coloridas y almejas marinas. Sin embargo, había algo que Dino no podía evitar: su torpeza. A veces tropezaba con las ramas o derribaba cosas sin querer.

Un día soleado, mientras jugaban cerca de la casa que habían construido juntos, Dino dio un paso en falso y sin querer destrozó la estructura entera. El corazón de Juanito se llenó de tristeza e ira.

"-¡Mira lo que hiciste! ¡Destruiste nuestra casa!" gritó enfadado. Dino bajó la cabeza avergonzado. "-Lo siento mucho amigo mío. No fue mi intención arruinarlo todo.

"Juanito estaba tan enojado que decidió abandonar a su amigo dinosaurio y corrió lejos del lugar llorando. Dino sintió un gran pesar en su corazón al ver partir a su mejor amigo. Sabía que había cometido un error, pero no sabía cómo solucionarlo. Decidió buscar a Juanito y pedirle perdón.

Después de mucho buscar, Dino encontró a Juanito sentado bajo un árbol, con los ojos llenos de lágrimas. "-Perdóname, Juanito. Fue un accidente. No quería arruinar nuestra casa ni lastimarte", dijo Dino con voz temblorosa.

Juanito levantó la mirada y vio la tristeza en los ojos de su amigo dinosaurio. Comprendió que aunque Dino fuera despistado, lo importante era su amistad. "-Está bien, Dino. Entiendo que fue sin querer", respondió Juanito con una sonrisa cálida en el rostro.

En ese momento, ambos se abrazaron fuertemente y prometieron no dejar que nada rompiera su amistad sincera. Decidieron construir una nueva casa juntos, pero esta vez tomaron precauciones para evitar cualquier desastre inesperado.

Trabajaron en equipo cuidadosamente y lograron construir una hermosa casa aún mejor que la anterior. Desde entonces, Dino aprendió a ser más cuidadoso y atento en sus acciones mientras Juanito aprendió a perdonar los errores de su amigo.

Juntos siguieron explorando el bosque encantado y viviendo emocionantes aventuras llenas de risas y diversión. Aprendieron el valor de la paciencia, la comprensión y el perdón; enseñándole al mundo que las diferencias pueden fortalecer las amistades más maravillosas.

Y así fue como el dinosaurio despistado y el niño se convirtieron en los mejores amigos que el bosque encantado jamás había visto.

FIN.

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