El tesoro de la amistad



Había una vez, en el hermoso océano Atlántico, una ballena llamada Lorena. Lorena era una ballena muy feliz y amigable, siempre dispuesta a ayudar a los demás animales marinos.

Vivía rodeada de sus amigos: Paco el delfín, Marta la tortuga y Leo el pez payaso. Un día soleado, mientras nadaban juntos por las aguas cristalinas del océano, se encontraron con un pequeño pulpo llamado Oliver. Oliver estaba triste y solitario porque no tenía amigos con quien jugar.

Lorena se acercó a Oliver y le preguntó: "¿Qué te pasa, amigo? ¿Por qué estás tan triste?". Oliver respondió con voz temblorosa: "Nadie quiere ser mi amigo porque soy diferente.

Tengo ocho tentáculos en lugar de solo dos como los demás pulpos". Lorena sonrió amablemente y dijo: "Oliver, la verdadera amistad no tiene nada que ver con la apariencia física. Lo importante es lo que hay dentro de ti. ¡Ven y juega con nosotros!".

Oliver miró a Lorena sorprendido pero emocionado. Decidió darle una oportunidad y se unió al grupo de amigos marinos. Los días pasaron rápidamente y los cinco amigos disfrutaban nadando juntos por el océano.

Jugaban al escondite entre las algas marinas, exploraban naufragios antiguos e incluso competían para ver quién saltaba más alto sobre las olas. Un día, mientras exploraban una cueva submarina misteriosa, descubrieron algo increíble: un tesoro escondido.

El tesoro estaba formado por almejas marinas brillantes y piedras preciosas que emitían destellos de colores. Todos estaban muy emocionados, pero al mismo tiempo preocupados. Sabían que el tesoro pertenecía a alguien y no querían tomarlo sin permiso. Lorena sugirió: "Deberíamos encontrar al dueño del tesoro y devolvérselo.

No importa cuánto brille, la verdadera riqueza está en hacer lo correcto". Así que, decidieron investigar quién podría ser el propietario del tesoro.

Preguntaron a los peces más viejos del océano y finalmente descubrieron que pertenecía a la abuela tortuga, Doña Lola. Los amigos se dirigieron rápidamente hacia donde se encontraba Doña Lola para entregarle su preciado tesoro. Cuando llegaron, vieron a Doña Lola llorando porque había perdido su valioso collar de perlas.

Lorena se acercó a ella y dijo: "Doña Lola, hemos encontrado algo especial para usted". Entregó el tesoro a la abuela tortuga mientras todos esperaban nerviosos.

Doña Lola miró las almejas marinas brillantes y las lágrimas de felicidad comenzaron a caer por sus arrugadas mejillas. "¡Muchas gracias! Este collar tiene un valor sentimental enorme para mí", exclamó emocionada. A partir de ese día, Lorena, Oliver, Paco, Marta y Leo se convirtieron en los mejores amigos de Doña Lola.

Juntos disfrutaban de tardes soleadas nadando en busca de aventuras marinas. La historia de Lorena y sus amigos nos enseña que la verdadera amistad no tiene límites y que siempre debemos hacer lo correcto, incluso cuando nadie nos está mirando.

Además, aprendimos que las apariencias no importan tanto como lo que llevamos en nuestro corazón. Y así, la ballena Lorena continuó siendo feliz y rodeada de amigos maravillosos en el hermoso océano Atlántico.

FIN.

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