El tesoro de la amistad



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, dos amigos llamados Mayerlin y Cristian. Eran inseparables y siempre estaban buscando aventuras emocionantes juntos.

Un día, mientras exploraban el bosque cercano a su casa, encontraron un mapa antiguo que mostraba la ubicación de un castillo mágico hecho completamente de diamantes. Mayerlin y Cristian no podían creer lo que veían. Sabían que debían encontrar ese castillo y descubrir los secretos que albergaba.

Así que, con el mapa en mano, se embarcaron en una emocionante búsqueda llena de desafíos y sorpresas. Caminaron durante horas hasta llegar a la cima de una montaña. Allí se encontraba el majestuoso castillo brillando bajo los rayos del sol.

Era aún más hermoso de lo que habían imaginado. Pero para su sorpresa, había una puerta enorme bloqueando la entrada. - ¡Vaya! ¿Cómo vamos a entrar? - preguntó Mayerlin preocupada.

- No te preocupes amiga, seguro hay alguna manera - respondió Cristian con determinación. Mientras examinaban el área alrededor del castillo, vieron un foso lleno de agua cristalina. Cruzarlo parecía imposible sin embargo había unas piedras flotantes dispersas por todo el foso.

- ¡Creo tener una idea! - exclamó Mayerlin entusiasmada-. Podemos saltar sobre las piedras para cruzar el foso. Con mucho cuidado y equilibrio lograron saltar sobre las piedras hasta llegar al otro lado del foso.

Una vez allí descubrieron otra puerta bloqueando el camino hacia el interior del castillo. - ¿Qué haremos ahora? - preguntó Cristian, rascándose la cabeza. Justo en ese momento, Mayerlin notó que había un letrero cerca de la puerta. Decía: "Para abrir esta puerta, deben resolver un acertijo".

Los dos amigos se miraron y sonrieron. Les encantaban los desafíos y estaban emocionados por resolver el acertijo. Leyeron el enigma:"En la mañana camina con cuatro patas, al mediodía camina con dos, y al final del día camina con tres.

¿Qué es?"Mayerlin pensó durante unos segundos y luego gritó emocionada: "¡Es el ser humano! En la mañana representa a un bebé gateando, al mediodía representa a un adulto caminando sobre dos piernas y al final del día representa a una persona mayor apoyándose en un bastón".

La puerta se abrió de inmediato revelando una sala llena de tesoros resplandecientes. El castillo estaba lleno de diamantes brillantes en cada rincón.

Mayerlin y Cristian quedaron maravillados ante tanta belleza pero también sabían que no podían llevárselos todos para ellos solos. Decidieron tomar solo algunos diamantes como recuerdo y regresarlos al pueblo para compartir su descubrimiento con todos. Con sus bolsillos llenos de diamantes, Mayerlin y Cristian salieron del castillo mágico.

A medida que descendían la montaña rumbo al pueblo, comenzaron a pensar en cómo utilizar su fortuna para ayudar a los demás. Decidieron construir una escuela nueva y equiparla con todo lo necesario para que los niños pudieran aprender y crecer.

También donaron una parte de los diamantes a organizaciones benéficas que apoyaban a las personas necesitadas. Mayerlin y Cristian demostraron que el verdadero valor de los tesoros no está en poseerlos, sino en compartirlos con generosidad.

Su historia inspiró a todos en el pueblo y juntos construyeron un lugar mejor para vivir. Y así, Mayerlin y Cristian aprendieron que la amistad, el trabajo en equipo, la resolución de problemas y la generosidad son las verdaderas joyas de la vida.

Y vivieron felices para siempre compartiendo su amor por aventuras emocionantes y ayudando a los demás.

FIN.

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