El tesoro de la amistad



Había una vez un niño llamado Marco, quien vivía en un pequeño pueblo junto a un hermoso zoológico. Marco amaba pasar su tiempo allí, rodeado de animales y naturaleza.

Tenía una hermana recién nacida llamada Claudia y una prima de 7 meses llamada Marta. Un día soleado, mientras paseaba por el zoológico, Marco se encontró con su amigo León, el rey de la selva.

León estaba triste porque había perdido su corona dorada en el bosque y no sabía cómo encontrarla. - ¡Hola León! ¿Qué te pasa? -preguntó Marco preocupado. - Hola Marco, estoy muy triste porque he perdido mi corona dorada en el bosque. No sé cómo encontrarla -respondió León con voz apagada.

Marco decidió ayudar a su amigo león y juntos comenzaron a buscar la corona perdida. Caminaron por todo el bosque siguiendo pistas y preguntando a los demás animales si habían visto algo sospechoso.

De repente, escucharon un ruido extraño cerca del lago. Se acercaron sigilosamente y descubrieron que era Hipopótamo, uno de los habitantes del zoológico. - ¡Hola Hipopótamo! ¿Has visto alguna corona dorada por aquí? -preguntó Marco emocionado.

- Sí, la vi hace un rato pero no puedo alcanzarla porque está en medio del lago -respondió Hipopótamo señalando hacia el agua. Sin pensarlo dos veces, Marco saltó al agua para rescatar la corona dorada de León.

Nadó con todas sus fuerzas hasta llegar al lugar donde estaba la corona y la sacó del agua con mucho cuidado. - ¡Lo logramos, León! Aquí está tu corona dorada -exclamó Marco emocionado. León se puso su corona en la cabeza y comenzó a saltar de alegría.

Estaba muy agradecido con Marco por haberlo ayudado. - ¡Muchas gracias, Marco! Eres un verdadero amigo. No sé qué hubiera hecho sin ti -dijo León abrazando a Marco. Marco sonrió y se sintió feliz de poder ayudar a su amigo león.

Juntos regresaron al zoológico, donde todos los animales los esperaban para celebrar el regreso de la corona dorada. Desde ese día, Marco aprendió lo importante que es ayudar a los demás y estar siempre dispuesto a ofrecer una mano amiga.

Además, descubrió que la amistad puede superar cualquier obstáculo y que cuando nos apoyamos mutuamente, podemos lograr cosas maravillosas.

Y así, Marco continuó viviendo muchas aventuras junto a sus amigos animales en el zoológico, siempre recordando la valiosa lección que aprendió aquel día: ser un buen amigo es uno de los tesoros más preciados que podemos tener en nuestras vidas.

FIN.

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