El tesoro de la amistad
Había una vez tres amigos llamados Josefina, Francisca y Berni. Estaban muy emocionados porque iban a pasar las vacaciones en la hermosa playa de Maitencillo. Llegaron al lugar llenos de energía y con muchas ganas de divertirse.
Desde el primer día, los tres amigos se sumergieron en el mar cristalino y jugaron en la arena blanca. Construyeron castillos, se lanzaron al agua y disfrutaron del sol radiante.
Pero un día, mientras jugaban cerca de unas rocas, Josefina notó algo extraño. -¡Chicos! ¡Miren lo que encontré! -exclamó Josefina emocionada. Francisca y Berni se acercaron rápidamente para ver qué había descubierto su amiga. Era una botella con un mensaje adentro.
Con mucha curiosidad, sacaron el papel y lo leyeron en voz alta:"Queridos aventureros, si quieren encontrar un tesoro escondido en esta playa mágica, deben seguir las pistas que están dentro de otras tres botellas esparcidas por aquí.
"Los ojos de los amigos brillaron de emoción ante la idea de buscar un tesoro perdido. Decidieron comenzar la búsqueda sin perder tiempo. La primera pista decía: "Bajo el faro encontrarás la siguiente pista". Los tres corrieron hacia el faro que iluminaba la costa durante la noche.
Buscaron por todos lados hasta que Francisca encontró una pequeña botella oculta entre las piedras del faro. Dentro había otra pista: "En las olas más altas está tu próxima parada".
La emoción los invadió y se dirigieron rápidamente hacia el mar. Nadaron hasta llegar a las olas más grandes y allí encontraron otra botella enterrada en la arena. La tercera pista decía: "En el bosque de palmeras encontrarás la última clave".
Los amigos salieron del agua y corrieron hacia el hermoso bosque de palmeras que rodeaba la playa. Buscaron entre las hojas hasta que Berni sintió algo debajo de sus pies.
-¡Aquí está! ¡La última pista! -gritó Berni mientras sostenía una pequeña botella en sus manos. Dentro había una nota que decía: "El tesoro se encuentra donde los rayos del sol tocan la arena dorada". Los amigos miraron a su alrededor, tratando de descubrir dónde los rayos del sol iluminaban más intensamente.
Finalmente, notaron un lugar especial cerca de unas rocas. Corrieron hacia allí y comenzaron a cavar enérgicamente. Después de unos minutos, sus esfuerzos dieron frutos cuando encontraron una caja llena de monedas antiguas y joyas brillantes.
-¡Lo logramos! ¡Encontramos el tesoro! -exclamó Josefina emocionada. Los tres amigos celebraron su éxito con alegría y compartieron su tesoro entre ellos. Pero lo más importante fue el gran vínculo que habían formado durante esta aventura.
Aprendieron sobre trabajo en equipo, perseverancia y amistad verdadera. Después de esa experiencia inolvidable, Josefina, Francisca y Berni siguieron disfrutando de sus vacaciones en Maitencillo con aún más felicidad y complicidad. Sabían que siempre podrían contar el uno con el otro, sin importar lo que sucediera.
Y así, entre risas y juegos en la playa, los tres amigos crearon recuerdos imborrables que atesorarían para siempre.
FIN.