El tesoro de la amistad


Había una vez un niño llamado Lucas, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Lucas era muy aventurero y siempre estaba buscando nuevas emociones.

Un día, mientras exploraba el bosque cercano a su casa, encontró algo brillante entre los árboles. Al acercarse, descubrió que era una pequeña criatura con ojos grandes y brillantes. Era su onni favorito llamado Onnito.

Onnito era un ser mágico que podía conceder deseos y hacer realidad los sueños de las personas. Lucas estaba emocionado por haber encontrado a su onni favorito y decidió llevarlo a casa para presentarlo a sus amigos: Martina, Juan y Sofía. Los cuatro amigos eran inseparables y siempre estaban juntos compartiendo aventuras.

Cuando Lucas llegó a casa con Onnito, sus amigos se sorprendieron al ver al pequeño ser mágico. Todos se asombraron por la magia que emanaba de él y no podían esperar para pedirle deseos.

"Onnito, ¿puedes hacer que tengamos superpoderes?" -preguntó Martina ilusionada. Onnito sonrió y movió su varita mágica sobre ellos. En ese instante, los cuatro amigos sintieron cómo fluía la energía dentro de ellos; ahora tenían poderes increíbles como volar, correr súper rápido e incluso teletransportarse.

Durante varios días, los amigos disfrutaron de sus nuevos poderes realizando hazañas asombrosas en el pueblo. Sin embargo, pronto comenzaron a darse cuenta de que tener poderes no lo era todo en la vida.

Una tarde, mientras volaban por el cielo, Lucas vio a un niño triste sentado solo en un banco del parque. Decidió acercarse y preguntarle qué le pasaba. "Me llamo Tomás y soy nuevo en este pueblo", dijo el niño con voz triste.

"No tengo amigos y me siento muy solo". Lucas sintió empatía por Tomás y decidió ayudarlo. Llamó a sus amigos y entre todos organizaron una fiesta sorpresa para darle la bienvenida a su nuevo amigo.

Cuando Tomás llegó al parque y vio la fiesta que habían preparado para él, su rostro se iluminó de alegría. Ahí entendió que tener amigos era mucho más valioso que cualquier poder mágico.

Después de ese día, Lucas, Martina, Juan, Sofía y Tomás se convirtieron en los mejores amigos. Juntos vivieron muchas aventuras emocionantes sin necesidad de usar sus poderes mágicos. Onnito también aprendió una gran lección al ver cómo los niños valoraban la amistad sobre todas las cosas.

Aunque podía seguir concediendo deseos mágicos, decidió quedarse con ellos como su amigo eterno. De esta forma, Lucas descubrió que tener un onni favorito no era solo para cumplir deseos egoístas, sino para compartir momentos especiales con las personas que queremos.

Desde aquel día, los cinco amigos siguieron disfrutando de nuevas aventuras juntos mientras Onnito les brindaba su magia especial cada vez que lo necesitaban.

Y así termina nuestra historia llena de amistad y enseñanzas: donde los verdaderos tesoros son los amigos que tenemos a nuestro lado.

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