El tesoro de la amistad



Había una vez un zorro llamado Zorrito, que vivía en un hermoso bosque lleno de árboles altos y coloridas flores.

Un día, mientras caminaba por el bosque, Zorrito encontró a sus amigos Conejito y Ardillita jugando cerca de un arroyo. - ¡Hola amigos! ¿Qué están haciendo? - preguntó emocionado Zorrito. - Estamos buscando el tesoro escondido del Bosque Encantado - respondió Conejito con entusiasmo. Zorrito se emocionó al instante.

Si había algo que le gustaba más que caminar por el bosque, era la aventura. Decidió unirse a sus amigos en la búsqueda del tesoro perdido. Los tres amigos siguieron el mapa antiguo que habían encontrado en una vieja cueva.

El mapa indicaba que tenían que seguir las huellas de los animales más grandes hasta llegar a un gran roble. Allí encontrarían la siguiente pista para encontrar el tesoro. Mientras seguían las huellas por el bosque, se encontraron con diferentes animales como ciervos y osos.

Cada uno les daba pistas sobre cómo llegar al roble gigante. Finalmente, después de mucho buscar, llegaron al gran roble. Buscaron por todos lados pero no encontraron ninguna pista más allí.

Estaban desilusionados y pensaban en rendirse cuando escucharon una voz desde lo alto del árbol:- ¡Eh! ¿Están buscando algo? Miraron hacia arriba y vieron a Don Búho posado en una rama. - Sí, estamos buscando el tesoro perdido del Bosque Encantado - respondió Ardillita.

- Ah, el tesoro. Les diré una cosa importante: el verdadero tesoro no es algo material, sino las experiencias que vivimos en la búsqueda - dijo Don Búho sabiamente. Los tres amigos se quedaron pensando en las palabras de Don Búho.

Realmente habían disfrutado cada momento juntos y habían aprendido muchas cosas nuevas durante la búsqueda. - Tienes razón, Don Búho. Hemos pasado momentos maravillosos juntos y eso es lo más valioso - dijo Zorrito con una sonrisa.

Justo en ese momento, un rayo de sol iluminó un pequeño montículo de hojas a los pies del árbol.

Los amigos corrieron hacia allí y descubrieron que era el verdadero tesoro: ¡era un libro lleno de historias emocionantes! Desde ese día, Zorrito, Conejito y Ardillita se convirtieron en los mejores lectores del bosque. Compartían sus aventuras y aprendizajes con todos los animales del lugar.

Y así, gracias a su búsqueda del tesoro perdido, descubrieron que el mayor tesoro siempre está dentro de nosotros mismos: la pasión por aprender y compartir nuestras experiencias con los demás. Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

FIN.

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