El tesoro de la amistad
Había una vez un mundo llamado Feliz, donde todos los habitantes vivían en armonía y se ayudaban mutuamente. En este mundo, los árboles siempre estaban verdes, el sol brillaba con fuerza y las flores desprendían un aroma delicioso.
En Feliz vivían varios animales que eran muy amigos entre sí. Estaban el conejo Saltarín, la tortuga Veloz, el pájaro Cantor y la mariposa Brillante. Todos ellos disfrutaban de pasar tiempo juntos y compartir aventuras.
Un día, mientras exploraban el bosque encantado de Feliz, encontraron un tesoro escondido bajo un gran roble. El tesoro estaba formado por piedras preciosas que emitían destellos multicolores al ser iluminadas por los rayos del sol.
"¡Wow! ¡Qué increíble tesoro hemos encontrado!" -exclamó Saltarín emocionado. Todos los animales estaban felices por su hallazgo, pero pronto descubrieron algo sorprendente: cada piedra preciosa tenía un poder especial.
La primera piedra podía conceder deseos; la segunda otorgaba sabiduría infinita; la tercera daba alegría eterna; y así sucesivamente. Los cuatro amigos decidieron utilizar sus poderes para hacer del mundo aún más feliz.
Saltarín pidió que todos los niños tuvieran juguetes para jugar; Veloz deseó que nunca hubiera hambre en ninguna parte; Cantor solicitó que todos pudieran cantar hermosas melodías; y Brillante anheló que todas las personas encontraran amor en sus corazones. Pronto comenzaron a notarse cambios positivos en el mundo de Feliz.
Los niños empezaron a recibir juguetes de todas partes, las personas se ayudaban mutuamente y nunca más había hambre en ninguna parte del mundo. Además, todos descubrieron una nueva pasión por la música y empezaron a cantar canciones llenas de alegría y esperanza.
Pero un día, mientras los amigos celebraban su éxito, apareció un zorro malvado llamado Astuto. Astuto vio el tesoro y rápidamente se le ocurrió un plan para apoderarse de él. "¡Hola amigos! Veo que han encontrado algo muy especial", dijo Astuto con una sonrisa falsa.
Los animales sospecharon de sus intenciones, pero no querían ser desconfiados ni malinterpretar a alguien equivocadamente. Sin embargo, cuando Astuto intentó agarrar el tesoro con sus garras afiladas, Saltarín saltó rápidamente y lo empujó lejos.
"¡No dejaré que te lleves nuestro tesoro!" -gritó Saltarín valientemente. Astuto estaba furioso por haber sido detenido y prometió volver para vengarse. Pero los amigos sabían que juntos eran más fuertes y decidieron proteger su tesoro con todas sus fuerzas.
Con el tiempo, los animales aprendieron a usar los poderes del tesoro sabiamente para ayudar aún más al mundo de Feliz. Compartieron su conocimiento con otros animales e inspiraron a todos a hacer el bien.
Astuto nunca pudo robarles el tesoro porque la amistad y la solidaridad siempre prevalecieron en Feliz. El zorro malvado finalmente entendió que solo podía encontrar la verdadera felicidad al unirse a los demás en lugar de tratar de robar su alegría.
Y así, el mundo de Feliz siguió siendo un lugar maravilloso donde todos vivían en armonía, compartiendo amor y ayudándose mutuamente. Los animales continuaron protegiendo su tesoro y recordaron siempre que juntos podían hacer del mundo un lugar mejor.
FIN.