El tesoro de la amistad



Había una vez una niña llamada Lola Lupita Lunita Campo. Era una niña muy curiosa y aventurera que vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos campos verdes.

Lola Lupita siempre soñaba con ir de vacaciones a algún lugar lejano y emocionante. Un día, mientras caminaba por el campo, encontró un mapa misterioso bajo un árbol. En el mapa había dibujadas varias pistas que llevaban a un tesoro escondido.

Sin pensarlo dos veces, Lola Lupita decidió emprender la búsqueda del tesoro. Siguiendo las pistas del mapa, Lola Lupita se adentró en el bosque y llegó a un río cristalino. Allí se encontró con su amiga Clara Conejito, quien también estaba buscando aventuras.

-¡Hola Lola Lupita! ¿Qué haces aquí? -preguntó Clara Conejito curiosa. -Encontré este mapa misterioso y estoy siguiendo las pistas para encontrar un tesoro escondido -respondió Lola Lupita emocionada. -¡Wow! ¡Eso suena genial! ¿Puedo acompañarte en esta aventura? -dijo Clara Conejito entusiasmada.

Por supuesto, Lola Lupita aceptó encantada la compañía de su amiga y juntas continuaron siguiendo las pistas del mapa. El siguiente destino era una cueva oscura y misteriosa.

Al entrar en la cueva, las dos amigas se asustaron un poco por lo oscuro que estaba todo. Pero no dejaron que el miedo les impidiera seguir adelante. Con valentía, avanzaron hasta llegar a una sala llena de joyas brillantes y coloridas.

-¡El tesoro! ¡Lo encontramos, Lola Lupita! -exclamó Clara Conejito emocionada. Pero justo cuando iban a tomar algunas joyas, un murciélago gigante apareció y bloqueó la salida de la cueva. Parecía que no podrían escapar. -¿Qué vamos a hacer ahora, Lola Lupita? -preguntó Clara Conejito asustada.

Lola Lupita pensó rápidamente y recordó que los murciélagos son criaturas nocturnas que temen a la luz. Entonces, sacó su linterna de bolsillo y comenzó a moverla alrededor para asustar al murciélago. El plan funcionó y el murciélago salió volando asustado.

Las dos amigas aprovecharon la oportunidad para escapar rápidamente de la cueva con el tesoro en sus manos. De regreso al pueblo, Lola Lupita decidió compartir el tesoro con todos sus amigos.

Organizó una fiesta sorpresa en el parque y repartió las joyas entre todos los niños del pueblo.

En ese momento, Lola Lupita se dio cuenta de algo importante: lo más valioso no era el tesoro en sí mismo, sino la emoción de haber vivido una aventura junto a sus amigos y la alegría de compartir con ellos. Desde aquel día, Lola Lupita aprendió que las verdaderas vacaciones no están solo en lugares lejanos o tesoros escondidos, sino en disfrutar cada momento junto a las personas que queremos.

Y así fue como Lola Lupita Lunita Campo se convirtió en una niña feliz y llena de aventuras. .

FIN.

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