El tesoro de la amistad


Había una vez una niña llamada Julia que vivía en un pequeño pueblo de Argentina. Julia era una niña muy curiosa y soñadora, siempre imaginaba viajar por el mundo y conocer nuevos lugares y culturas.

Un día, mientras paseaba por el parque, Julia se encontró con sus amigas, Sofía y Valentina. Sofía era la más aventurera de todas, siempre estaba buscando nuevas emociones.

Y Valentina era la más inteligente del grupo, siempre tenía respuestas para todas las preguntas. Julia les contó a sus amigas sobre su sueño de viajar a Nueva York. Quería ver los rascacielos altísimos, pasear por Central Park y comer hot dogs en Times Square.

Sofía se emocionó mucho al escuchar esto y dijo: "¡Vamos a hacerlo realidad! Yo tengo un tío que vive en Nueva York, seguro nos puede ayudar". Las tres amigas comenzaron a planear su gran aventura.

Decidieron ahorrar dinero vendiendo galletitas caseras en el mercado local todos los fines de semana. Después de meses de arduo trabajo, finalmente lograron juntar suficiente dinero para comprar los boletos de avión hacia Nueva York. El día del viaje llegó y las tres amigas estaban llenas de emoción.

Subieron al avión y durante el vuelo no paraban de hablar sobre todo lo que querían hacer en la gran ciudad. Al llegar a Nueva York fueron directamente al departamento del tío de Sofía.

David era un hombre muy simpático que les dio la bienvenida calurosamente. Les ofreció quedarse en su casa durante su estadía. Los días en Nueva York fueron maravillosos.

Las amigas visitaron todos los lugares que habían soñado: el Empire State Building, la Estatua de la Libertad, el Museo Metropolitano y muchos otros lugares increíbles. Un día, mientras paseaban por Central Park, se encontraron con un grupo de niños que estaban jugando al fútbol.

Julia recordó que en Argentina el fútbol era muy popular y decidió acercarse a ellos. - ¡Hola! ¿Puedo jugar con ustedes? - preguntó Julia emocionada. Los niños aceptaron encantados y pronto comenzaron a jugar todos juntos. Fue una tarde llena de risas y diversión.

Después del partido, Julia se dio cuenta de algo muy importante. A pesar de estar lejos de su hogar, había encontrado nuevos amigos en Nueva York. Amigos con los que compartía intereses y pasiones.

Al regresar a Argentina, las tres amigas seguían recordando cada momento vivido en Nueva York. Pero también valoraban aún más la amistad que tenían entre ellas.

Se dieron cuenta de que no importaba cuántos viajes hicieran o qué lugares conocieran, lo más importante siempre sería tener personas especiales a su lado para compartir todas esas experiencias. Y así fue como Julia aprendió que los viajes pueden ser maravillosos, pero lo más valioso siempre será tener amigos verdaderos con quienes compartir esos momentos inolvidables.

Desde ese día, Julia supo que nunca estaría sola mientras tuviera a Sofía y Valentina junto a ella.

Dirección del Cuentito copiada!