El Tesoro de la Amistad



Había una vez un niño llamado Mateo, de 4 años, que era muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, Mateo fue a jugar a lo de su amigo Fran.

Los dos niños se divertían mucho juntos y tenían una gran colección de juguetes. - ¡Hola Mateo! - saludó Fran emocionado al ver a su amigo llegar. - ¡Hola Fran! ¿Qué jugamos hoy? - preguntó Mateo con entusiasmo.

Los dos amigos decidieron construir una ciudad con sus bloques de construcción. Mientras estaban jugando, Mateo encontró un camión que le llamó mucho la atención. Era grande y tenía ruedas brillantes. - ¡Mira Fran! ¡Encontré este increíble camión! - exclamó Mateo emocionado.

Fran miró el camión y también sintió ganas de jugar con él. Pero había un problema: solo había un camión y los dos querían jugar con él. - Eh, Mateo...

¿Podrías dejarme jugar con el camión por un rato? Después te lo devuelvo - dijo Fran esperanzado. Mateo pensó durante unos segundos y luego respondió:- Bueno, está bien, pero solo por un ratito, ¿de acuerdo? Fran sonrió y comenzaron a compartir el camión entre los dos.

Se turnaban para conducirlo por toda la ciudad imaginaria que habían construido juntos. Pero después de un tiempo, surgió otro problema... - Oye Fran, creo que es mi turno otra vez - dijo Mateo mientras extendía sus brazos para alcanzar el camión.

Pero esta vez, Fran parecía no querer soltarlo. - No, Mateo. Creo que debería jugar un poco más. No tuve suficiente tiempo con él - respondió Fran con una mirada de tristeza. Mateo se sintió frustrado y enojado.

No entendía por qué su amigo no quería compartir el camión como habían acordado al principio. Pero en lugar de enfadarse aún más, decidió tomar una respiración profunda y pensar en una solución.

- Fran, entiendo que quieras jugar más con el camión, pero recuerda que dijimos que lo compartiríamos. ¿Qué tal si encontramos otra forma de divertirnos juntos? - propuso Mateo con calma. Fran miró a Mateo pensativo y luego sonrió. - Tienes razón, Mateo.

Tal vez podríamos construir una pista para el camión juntos y hacer carreras o inventar nuevas historias para los otros juguetes - sugirió Fran emocionado. Mateo asintió con la cabeza y ambos comenzaron a trabajar juntos en la nueva idea.

Construyeron una increíble pista llena de obstáculos y rampas para el camión. Se divirtieron mucho imaginando diferentes aventuras mientras jugaban.

Al final del día, Mateo y Fran se dieron cuenta de que había sido mucho más divertido trabajar juntos y encontrar soluciones creativas que pelear por un juguete. A partir de ese día, los dos amigos aprendieron la importancia de compartir, cooperar y encontrar soluciones pacíficas cuando surgen problemas.

Y cada vez que jugaban juntos desde entonces, recordaban esa valiosa lección. Y así fue como Mateo y Fran descubrieron que las mejores aventuras siempre ocurren cuando trabajan juntos y se apoyan mutuamente.

FIN.

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