El Tesoro de la Amistad



En una ciudad llamada Villa Esperanza vivían dos amigos muy distintos entre sí. Lucas era un exitoso empresario que tenía una gran empresa de tecnología, mientras que Mateo trabajaba como obrero en la fábrica de muebles del pueblo.

A pesar de sus diferencias económicas, compartían una amistad sincera desde la infancia. Un día, el alcalde de Villa Esperanza decidió organizar un concurso para premiar al ciudadano más talentoso y trabajador del lugar.

Todos los habitantes estaban emocionados por participar y mostrar sus habilidades. Lucas, confiado en su éxito y riqueza, decidió presentarse al concurso sin dudarlo.

Por otro lado, Mateo se sentía inseguro debido a su condición humilde, pero gracias al apoyo de su amigo Lucas, decidió inscribirse también. El concurso consistía en realizar una serie de pruebas que demostraran el talento y la dedicación de cada participante. La primera prueba era resolver un complicado acertijo matemático.

Lucas lo resolvió rápidamente gracias a su inteligencia y experiencia en los negocios. Mateo, por otro lado, tuvo dificultades pero no se rindió y con esfuerzo logró encontrar la respuesta correcta. La siguiente prueba era construir una estructura con palitos de helado.

Lucas usó su creatividad para hacer una obra impresionante en poco tiempo. Mateo, aunque no tenía experiencia en ese tipo de actividades, puso todo su empeño y logró hacer una estructura simple pero bien hecha.

Llegó el momento final del concurso: una entrevista personal donde debían hablar sobre sus valores y experiencias. Lucas habló sobre su éxito empresarial y cómo había llegado a la cima gracias a su inteligencia y astucia.

Mateo habló sobre el valor del trabajo duro, la humildad y la importancia de ayudar a los demás. Finalmente, llegó el momento de anunciar al ganador del concurso. El alcalde tomó el micrófono y dijo: "El ciudadano más talentoso y trabajador de Villa Esperanza es... ¡Mateo!".

Todos quedaron sorprendidos ante esta decisión inesperada. Lucas felicitó sinceramente a su amigo Mateo por haber ganado el concurso. Este le respondió: "Gracias, amigo.

Aprendí que el verdadero talento va más allá de la inteligencia o la riqueza; radica en los valores que guían nuestras acciones". Desde ese día, Lucas comprendió la importancia de valorar no solo las habilidades individuales sino también las actitudes positivas hacia el trabajo en equipo y el respeto hacia los demás.

Ambos amigos continuaron siendo inseparables, aprendiendo juntos nuevas lecciones sobre gestión del talento humano basadas en la humildad y solidaridad. Y colorín colorado este cuento sobre gestión del talento humano ha terminado ¡Felices para siempre!

FIN.

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