El tesoro de la amistad



Había una vez dos hermanos llamados Bruno y Valeria, quienes vivían en una acogedora casa ubicada en lo alto de una montaña. Desde su ventana podían ver el mar brillando bajo el sol.

Bruno y Valeria eran muy curiosos y siempre buscaban aventuras emocionantes. Un día, mientras exploraban el bosque detrás de su casa, encontraron un mapa antiguo con un tesoro escondido. Emocionados, decidieron seguir las indicaciones del mapa para encontrarlo.

Caminaron durante horas hasta que llegaron a un río donde se encontraba un bote pequeño. Sin pensarlo dos veces, subieron al bote y comenzaron a remar río abajo. Mientras navegaban, vieron varios animales exóticos como venados y bisontes.

De repente, oyeron un fuerte chillido proveniente de la orilla del río. Se detuvieron y vieron a un pájaro herido atrapado entre las ramas de un árbol. - ¡Valeria! ¡Bruno! Debemos ayudar al pobre pájaro - exclamó Bruno preocupado.

Rápidamente, los hermanos buscaron una manera de rescatar al pájaro. Usando sus ingeniosas mentes, construyeron una escalera improvisada con ramas para llegar hasta él. Al liberar al pájaro herido, este les dio las gracias volando alrededor de ellos antes de desaparecer entre los árboles.

Continuaron su viaje por el río hasta que finalmente llegaron a una isla misteriosa cubierta de vegetación exuberante. Allí se encontraron con varios animales amigables como una vaca, un búho y un burro.

- ¡Hola! ¿Cómo se llaman? - preguntó la vaca con una sonrisa. - Soy Bruno y ella es Valeria. Estamos buscando un tesoro perdido - respondió Bruno emocionado.

El búho, conocido por su sabiduría, les dijo que el tesoro estaba oculto en lo más profundo de la selva. Los hermanos agradecieron al búho por su consejo y continuaron su viaje hacia la selva. Mientras caminaban bajo las frondosas copas de los árboles, encontraron varias plantas y flores maravillosas que nunca antes habían visto.

También escucharon el sonido de cascadas cercanas. Siguiendo el ruido, llegaron a una impresionante cascada donde vieron a un valiente oso bañándose en sus aguas cristalinas. - ¡Vaya! Nunca pensé que encontraríamos un oso aquí - exclamó Valeria sorprendida.

El oso se acercó lentamente a ellos y les mostró una cueva detrás de la cascada. Dentro de la cueva, encontraron el tesoro brillando con todas sus joyas y monedas preciosas.

Llenos de alegría, decidieron compartir parte del tesoro con los animales amigables que habían conocido en su viaje. Ellos estaban encantados con los regalos y les desearon buena suerte en sus futuras aventuras.

Con los bolsillos llenos de tesoros y corazones llenos de gratitud, Bruno y Valeria regresaron a casa justo para disfrutar del atardecer sobre el mar desde su ventana en la montaña.

Desde ese día, los hermanos siempre recordaron las lecciones que aprendieron durante su viaje: ser valientes como el oso, sabios como el búho y amables con todos los animales que encontraran en su camino. Y así, Bruno y Valeria continuaron explorando el mundo, aprendiendo nuevas palabras con —"B"  y —"V" , mientras vivían emocionantes aventuras juntos.

FIN.

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