El tesoro de la amistad


Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegría, vivían dos amigos inseparables: Roberto y Elisa. Ambos se querían mucho, pero tenían un problema: se enojaban con mucha facilidad.

Cualquier pequeña discusión podía convertirse en una gran pelea entre ellos. Un día soleado, Roberto y Elisa estaban jugando en el parque cuando de repente comenzaron a discutir sobre qué juego jugar. - ¡Yo quiero jugar al fútbol! - dijo Roberto cruzándose de brazos.

- ¡Pero yo quiero jugar al escondite! - respondió Elisa frunciendo el ceño. La discusión se fue intensificando hasta que ambos se pusieron tan furiosos que decidieron separarse y cada uno se fue por su lado.

Roberto caminó hacia el bosque, todavía molesto por la discusión. Mientras tanto, Elisa decidió ir al río para refrescarse un poco. Sin embargo, lo que ninguno de los dos sabía era que habían entrado en territorio de la malvada bruja Malasombra.

La bruja Malasombra odiaba la felicidad y la amistad, por lo que decidió aprovecharse de la situación entre Roberto y Elisa para sembrar más discordia en sus corazones.

Con un hechizo maligno, hizo que ambos se perdieran en el bosque y no pudieran encontrarse. Roberto estaba desorientado entre los árboles cuando escuchó unos sollozos cerca del río. Siguió el sonido y descubrió a Elisa sentada en una roca llorando desconsoladamente. - ¿Elisa? ¿Qué te pasa? - preguntó Roberto acercándose con preocupación.

- Me perdí y no sé cómo volver a casa... - sollozó Elisa mirando hacia abajo. Roberto sintió un nudo en la garganta al ver a su amiga triste y asustada.

Recordó todos los momentos felices que habían pasado juntos y comprendió que ninguna discusión valía más que su amistad. Decididos a encontrar el camino de regreso juntos, Roberto tomó la mano de Elisa y le prometió nunca más dejarse llevar por el enojo sin motivo.

Juntos emprendieron la búsqueda del camino de regreso a casa, enfrentando obstáculos como arroyos caudalosos y senderos confusos. Después de muchas aventuras, lograron salir del bosque sano y salvo.

Se abrazaron con fuerza, sintiendo una enorme alegría por haber superado juntos aquel desafío. Desde ese día, Roberto y Elisa aprendieron a controlar su temperamento y valorar aún más su increíble amistad.

Y así, con amor, paciencia y comprensión mutua, lograron demostrar que incluso las personas que se enojan fácilmente pueden encontrar la calma si mantienen presente el cariño sincero que sienten el uno por el otro. Y colorín colorado este cuento ha terminado siendo recordados como los mejores amigos del pueblo Villa Alegría.

Dirección del Cuentito copiada!