El tesoro de la amistad



En el colegio San Vicente de Paúl, un día soleado brillaba sobre el patio donde los niños de la clase de Manuel jugaban y reían.

El maestro Manuel observaba a sus alumnos con una sonrisa, disfrutando de verlos tan felices.

Entre ellos estaban Hugo, un niño curioso y travieso; Dylan, el más extrovertido del grupo; Manuela Franco, la inteligente líder natural; Isabel, la creativa artista; Valle, la deportista amante del fútbol; Coral, la dulce y amable compañera; Manuela Suárez, la soñadora que siempre estaba perdida en sus pensamientos; Jazmina, la risueña que contagiaba alegría a todos; y Antonio, el tímido pero bondadoso.

Un día mientras jugaban al escondite en el patio del colegio, Hugo propuso un desafío: encontrar un tesoro escondido en algún lugar de la escuela. Todos se emocionaron con la idea y comenzaron a buscar pistas por todas partes.

Corrieron por los pasillos, revisaron cada rincón del patio e incluso se aventuraron en las aulas vacías. - ¡Creo que encontré algo! -exclamó Manuela Franco emocionada mientras levantaba una piedra cerca de los árboles. - ¿Qué es? ¿El tesoro? -preguntó Dylan ansioso.

Pero debajo de la piedra solo encontraron una nota que decía: "El verdadero tesoro está en trabajar juntos y ser amigos para siempre". Los niños se miraron sorprendidos por el mensaje y luego se dieron cuenta de lo importante que era estar unidos y apoyarse mutuamente.

Comprendieron que no necesitaban un tesoro material para sentirse felices, porque ya tenían algo mucho más valioso: su amistad. Decidieron regresar al patio y construir juntos una casita en el árbol como símbolo de su unión.

Cada uno aportó con ideas y materiales, trabajando en equipo para hacer realidad su proyecto. El maestro Manuel los observaba orgulloso desde lejos, sabiendo que estaban aprendiendo una lección invaluable sobre solidaridad y compañerismo.

Al finalizar la tarde, cuando terminaron su casita en el árbol, los niños se sentaron juntos admirando su trabajo. Se abrazaron felices sintiéndose más unidos que nunca. - Gracias por este hermoso día chicos. Recuerden siempre que trabajar juntos nos hace más fuertes -dijo Manuel con una sonrisa cálida.

Y así terminó aquel día inolvidable en el colegio San Vicente de Paúl, donde descubrieron que el verdadero tesoro estaba dentro de sus corazones y se llamaba amistad.

FIN.

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