El Tesoro de la Amistad


Había una vez en un hermoso lugar llamado El Valle de las Tortugas, donde vivían diez tortuguitas muy especiales. Estas tortugas se llamaban: Tito, Tina, Tomás, Teresa, Tristán, Tatiana, Tobías, Tania, Tulio y Tamara.

Un día soleado de primavera, mientras paseaban alrededor del río florido que cruzaba el valle, escucharon una música muy pegajosa que provenía del bosque cercano.

Sin poder resistirse a su ritmo alegre y contagiante, las tortuguitas comenzaron a mover sus patitas al compás de la melodía. - ¡Qué divertido es bailar! - exclamó entusiasmada Tina. - ¡Sí! ¡Vamos a bailar todos juntos! - dijo emocionado Tomás. Las diez tortuguitas formaron un círculo y comenzaron a bailar alrededor del río.

Saltaban y giraban con mucha alegría mientras la música los envolvía por completo. Se sentían libres y felices. De repente, algo sorprendente sucedió: las tortuguitas sintieron cómo sus patitas se volvían más ligeras y rápidas.

Parecía como si estuvieran flotando en el aire mientras seguían moviéndose al ritmo de la música. Sus caparazones brillaban con colores vibrantes y chispeantes. - ¡Miren qué bonito nos vemos! - dijo asombrada Tatiana. - Sí... ¡parece que estamos volando! - añadió Tulio maravillado.

El baile de las tortuguitas se volvió aún más emocionante y mágico. Saltaban y giraban en el aire, dejando estelas de colores por donde pasaban. El río florido parecía un arcoíris mientras las tortuguitas danzaban con alegría.

Pero justo cuando estaban disfrutando al máximo de su baile, una fuerte ráfaga de viento sopló sobre ellos y los separó. Las tortuguitas cayeron al suelo sorprendidas y confundidas. - ¡Ay! ¿Qué nos ha pasado? - preguntó preocupada Teresa.

- Parece que la magia se ha ido... - suspiró Tristán tristemente. Las tortuguitas miraron a su alrededor y notaron que habían vuelto a ser las mismas tortugas lentitas de siempre.

Aunque ya no bailaran en el aire ni brillaran con colores mágicos, algo había cambiado dentro de ellas. - A pesar de haber perdido la magia del baile, hemos descubierto lo divertido que es estar juntos y compartir momentos especiales - dijo Tito con una sonrisa en su rostro.

- Sí, eso es cierto. Nuestra amistad es lo más importante - asintió Tina. Las diez tortuguitas entendieron que aunque no pudieran volar o brillar como antes, seguían siendo únicas y especiales por la amistad que los unía.

Decidieron seguir bailando juntas alrededor del río florido cada vez que escucharan música alegre. Desde aquel día, las diez tortuguitas siguieron divirtiéndose al ritmo de la música pegajosa sin importar lo que pasara.

Aprendieron a valorar la amistad y a disfrutar de cada momento juntas, creando recuerdos inolvidables en el Valle de las Tortugas. Y así, mientras bailaban y reían alrededor del río florido, demostraron que no es necesario tener poderes mágicos para ser felices.

Lo importante es disfrutar de la vida junto a quienes más queremos y nunca dejar de bailar con alegría en nuestros corazones.

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