El Tesoro de la Amistad
Martina estaba dando un paseo por el parque cuando vio a dos niños jugando en el césped. Se acercó lentamente, con una sonrisa tímida en su rostro, y les preguntó con curiosidad: "Hola, ¿cómo se llaman?".
Los niños se detuvieron un momento, se miraron entre ellos y luego respondieron al unísono: "Yo me llamo Josefina", dijo la niña con una voz dulce. "Y yo soy Sebastián", agregó el niño con entusiasmo.
Martina los miró con alegría y les dijo: "Mucho gusto, Seba y Jose. Yo soy Martina". Los tres niños se quedaron mirándose por un instante, hasta que Martina rompió el silencio: "¿Quieren ser mis amigos?".
Josefina y Sebastián intercambiaron una mirada llena de complicidad y luego asintieron emocionados: "¡Sí!". Desde ese día, los tres amigos se volvieron inseparables. Juntos exploraban cada rincón del parque, descubriendo nuevos juegos y aventuras.
Martina les enseñaba a observar las estrellas por la noche, mientras Sebastián construía castillos de arena en la playa y Josefina leía cuentos bajo la sombra de un árbol.
Un día, mientras jugaban a las escondidas, Martina propuso un desafío especial: tenían que encontrar un tesoro escondido en el parque siguiendo las pistas que ella misma había dejado. Los ojos de sus amigos brillaron de emoción ante la idea de vivir una verdadera aventura.
Corrieron sin descanso siguiendo las pistas, sorteando obstáculos y resolviendo acertijos hasta llegar al lugar donde el tesoro los esperaba. Entre risas y abrazos descubrieron una caja llena de dulces y juguetes. Estaban tan felices que no podían contener su emoción.
Ese día comprendieron que la verdadera amistad era como encontrar un tesoro invaluable: lleno de sorpresas, alegrías compartidas y momentos inolvidables. Aprendieron a valorar las diferencias entre ellos, a respetarse mutuamente y a estar siempre presentes en los buenos momentos como en los malos.
Así fue como Martina, Josefina y Sebastián descubrieron que juntos eran más fuertes, más valientes e infinitamente más felices.
Y aunque el tiempo pasara y las circunstancias cambiaran, su amistad perduraría para siempre en sus corazones como un preciado tesoro que cuidarían con amor y dedicación. Y colorín colorado este cuento infantil ha terminado pero su mensaje perdurará por siempre en aquellos que creen en la magia de la verdadera amistad.
FIN.