El Tesoro de la Amistad



Había una vez en un hermoso bosque encantado, donde los árboles cantaban y los animalitos bailaban, una linda mañana que prometía ser especial.

El sol brillaba con fuerza y los rayos de luz se filtraban entre las hojas verdes, creando un espectáculo de colores y sombras. En medio del bosque vivían dos amigos muy especiales: Lila, una mariposa de alas brillantes, y Mateo, un conejito travieso y juguetón.

Ambos se conocían desde que eran pequeños y compartían aventuras todos los días. Esa mañana, mientras volaba entre las flores, Lila vio algo extraño en el claro del bosque. Era una caja misteriosa con un lazo rojo brillante.

Intrigada, se acercó lentamente y leyó la etiqueta que decía: "Para aquellos que buscan la verdadera amistad". Lila llamó a Mateo para mostrarle el misterioso regalo. "¡Mateo, ven rápido! ¡Mira lo que encontré!", exclamó emocionada. "¿Qué es eso?", preguntó Mateo curioso.

"No lo sé, pero dice que es para aquellos que buscan la verdadera amistad", respondió Lila con entusiasmo. Los dos amigos decidieron abrir juntos la caja y al hacerlo descubrieron un mapa con indicaciones para encontrar el tesoro más valioso del bosque encantado.

Sin dudarlo ni un segundo, emprendieron el camino siguiendo las instrucciones del mapa. Caminaron por senderos desconocidos, atravesaron arroyos cristalinos y sortearon obstáculos hasta llegar a una cueva oculta detrás de una cascada. Allí encontraron un cofre dorado resplandeciente.

"¡Lo logramos!", exclamaron al unísono Lila y Mateo llenos de alegría. Al abrir el cofre encontraron algo mucho más valioso que monedas o joyas: había fotos de todos los momentos felices que habían vivido juntos a lo largo de los años.

Recordaron cómo se conocieron jugando a las escondidas en el prado, cómo ayudaron a construir nidos a pajaritos indefensos e incluso aquella vez en la que rescataron a una ardilla perdida en medio del bosque.

Se abrazaron emocionados porque entendieron que su verdadero tesoro era su amistad sincera y duradera. Entendieron también el valor de estar juntos en cada aventura, apoyándose mutuamente sin importar las dificultades.

Así terminó esa linda mañana en el bosque encantado; con dos amigos abrazados frente al tesoro más valioso: su amor incondicional el uno por el otro.

FIN.

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