El Tesoro de la Amistad
En una selva muy lejana vivían tres amigos muy peculiares: la Rana, la Iguana y el Sapo. Cada uno tenía sus propias características especiales que los hacían únicos en su especie.
Un día, la Rana propuso a sus amigos ir en busca de un tesoro escondido que según decían, traería mucha fortuna a quien lo encontrara. La idea emocionó tanto a la Iguana como al Sapo, por lo que decidieron emprender juntos esta aventura.
"¡Vamos en busca del tesoro! ¡Será una gran hazaña!" exclamó la Rana con entusiasmo. Los tres amigos se adentraron en lo más profundo de la selva, sorteando obstáculos y enfrentando peligros con valentía.
En el camino, cada uno utilizaba sus habilidades para ayudar al grupo: la Rana saltaba alto para alcanzar frutas en lo alto de los árboles, la Iguana usaba su lengua larga para atrapar insectos y el Sapo emitía sonidos extraños para espantar a los depredadores.
Después de varios días de travesía, finalmente llegaron al lugar donde se suponía estaba escondido el tesoro. Para su sorpresa, no encontraron oro ni joyas brillantes, sino un viejo cofre lleno de semillas coloridas y brillantes.
"¿Qué tipo de tesoro es este?" preguntó confundida la Iguana. "Es un tesoro diferente al que esperábamos" respondió sabiamente el Sapo. "Estas semillas representan vida y crecimiento. Podemos plantarlas y verlas florecer".
Los tres amigos decidieron entonces llevar las semillas consigo y regresar a casa. Plantaron las semillas juntas cerca de un arroyo y cuidaron de ellas con amor y dedicación.
Con el tiempo, las semillas germinaron y se convirtieron en hermosas plantas con flores multicolores que llenaban de alegría el corazón de todos los habitantes del bosque. La Rana, la Iguana y el Sapo comprendieron que el verdadero tesoro era la amistad que compartían y el trabajo en equipo que les permitió superar cualquier desafío.
A partir de ese día, siguieron explorando juntos nuevos lugares e inspirando a otros animales del bosque a trabajar unidos por un bien común.
Y así fue como estos tres amigos tan diferentes entre sí descubrieron que las verdaderas riquezas no siempre vienen en forma de oro o joyas, sino en experiencias compartidas, aprendizaje mutuo y amistades sinceras que perduran para siempre.
FIN.