El Tesoro de la Amistad


Candela y Guillermo estaban emocionados por comenzar el colegio en los Salesianos de Triana. Era un nuevo comienzo para ellos, lleno de aventuras y nuevos amigos.

Una tarde, mientras jugaban en su habitación, Candela encontró un mapa del tesoro escondido debajo de su cama. Sus ojos se iluminaron de emoción y llamó a Guillermo para mostrarle su descubrimiento. "¡Guillermo, mira lo que encontré! Es un mapa del tesoro", exclamó Candela emocionada.

Guillermo se acercó rápidamente y observó el mapa con curiosidad. Estaba lleno de dibujos y pistas que los llevarían a encontrar algo especial. "Parece que tenemos una misión importante por delante", dijo Guillermo sonriendo.

Los dos hermanos decidieron seguir las pistas del mapa al día siguiente después del colegio. No podían esperar para vivir esa increíble aventura juntos. Al día siguiente, después de la escuela, Candela y Guillermo siguieron las indicaciones del mapa hasta llegar a un parque cercano.

Allí encontraron otro mensaje oculto bajo una roca grande. "Dice: "sigue caminando hacia el río y encontrarás tu próximo desafío"", leyó Candela emocionada. Sin perder tiempo, los hermanos corrieron hacia el río siguiendo las instrucciones.

Al llegar allí, vieron una serie de obstáculos divertidos que debían superar para avanzar en su búsqueda. Saltaron sobre piedras gigantes, treparon árboles altos e incluso cruzaron un pequeño puente colgante.

A medida que avanzaban, se dieron cuenta de que la búsqueda del tesoro no solo era emocionante, sino también un desafío para su trabajo en equipo y habilidades físicas. Finalmente, llegaron a una pequeña isla en medio del río. Allí encontraron una caja de madera con un candado dorado.

"¡Aquí está el tesoro!", exclamó Guillermo emocionado. Candela sacó la llave que había encontrado en uno de los obstáculos y abrió la caja con cuidado. En su interior encontraron dos medallas brillantes con sus nombres grabados.

"Estas medallas son para ustedes", dijo una voz detrás de ellos. Se dieron vuelta y vieron a un anciano sonriente acercándose lentamente hacia ellos. Era el dueño del mapa del tesoro y les explicó que las medallas eran símbolo de valentía y amistad.

"Ustedes demostraron ser valientes al seguir las pistas y trabajar juntos como hermanos", dijo el anciano con cariño.

Candela y Guillermo estaban felices por haber encontrado el tesoro, pero aún más emocionados por haber aprendido sobre la importancia de la valentía y la amistad en el camino. Desde ese día, Candela y Guillermo llevaban sus medallas todos los días al colegio como recordatorio de esa increíble aventura.

Compartieron su historia con sus nuevos amigos en los Salesianos de Triana e inspiraron a otros a buscar tesoros propios dentro de sí mismos: tesoros como el valor, la amistad y la determinación para enfrentar cualquier desafío que se presente en sus vidas.

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