El tesoro de la amistad



Había una vez en un lejano pueblo de la Europa medieval, tres amigos muy curiosos y aventureros: Pretarca, Erasmo de Rotterdam y Martín Lutero.

Los tres se conocieron en la escuela del pueblo y desde entonces no se separaban ni un segundo. Un día, mientras jugaban en el bosque, encontraron un mapa antiguo que marcaba el camino hacia un tesoro escondido.

Emocionados por la idea de vivir una gran aventura juntos, decidieron emprender el viaje sin pensarlo dos veces. - ¡Vamos amigos! ¡Este tesoro será nuestro premio a la amistad! - exclamó Pretarca con entusiasmo. Los tres amigos caminaron durante días siguiendo el mapa y superando obstáculos en el camino.

En su travesía se enfrentaron a feroces bestias, cruzaron ríos caudalosos y escalaron montañas altísimas. A pesar de los desafíos, su amistad los mantenía fuertes y unidos. Finalmente llegaron al lugar indicado en el mapa: una cueva misteriosa custodiada por un dragón enorme.

Sin embargo, los valientes amigos no dudaron ni un segundo en enfrentarse al peligro para conseguir su preciado tesoro. - ¡Tranquilos amigos! Juntos podemos vencer cualquier obstáculo - dijo Erasmo con determinación.

Con astucia e ingenio lograron engañar al dragón y entrar a la cueva donde encontraron un cofre lleno de monedas de oro y piedras preciosas. Pero lo más valioso que descubrieron fue que su verdadero tesoro era la amistad que compartían.

- ¡Lo logramos! Nuestra amistad nos llevó al éxito - exclamó Martín Lutero emocionado. Los tres amigos regresaron al pueblo como héroes aclamados por todos, demostrando que juntos podían superar cualquier desafío.

Desde ese día, Pretarca, Erasmo de Rotterdam y Martín Lutero siguieron viviendo nuevas aventuras juntos, fortaleciendo aún más su increíble amistad. Y así termina esta historia llena de valentía, compañerismo y amistad verdadera. Porque cuando se tiene buenos amigos como ellos, no hay tesoro más grande en todo el mundo.

FIN.

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