El tesoro de la amistad



Había una vez en la hermosa ciudad de Mar del Plata, dos amigos muy especiales llamados Juan y Elsa. A ellos les encantaba ir a la playa juntos, caminar por la orilla del mar y disfrutar de ricos churros.

Un día soleado, Juan y Elsa se levantaron temprano llenos de emoción.

Se prepararon con sus trajes de baño, gorras y protector solar, ¡estaban listos para un día increíble en la playa! Llevaron una bolsa llena de churros recién hechos que habían comprado en su panadería favorita. Al llegar a la playa, sintieron la brisa fresca del mar acariciando sus rostros y escucharon el sonido relajante de las olas rompiendo en la costa.

Juan exclamó emocionado: "-¡Qué lindo día para caminar junto al mar, Elsa!"Elsa asintió con alegría y dijo: "-Sí, Juan. Me encanta este lugar.

" Los dos amigos comenzaron a caminar por la orilla, sintiendo cómo la arena suave se deslizaba entre sus dedos de los pies. Después de un rato caminando, decidieron sentarse en una manta extendida sobre la arena para disfrutar de los churros que tanto les gustaban.

Mordieron los churros crujientes y saborearon el dulce relleno mientras observaban las gaviotas volar sobre ellos. De repente, notaron algo brillante entre las rocas más adelante. Se levantaron emocionados y corrieron hacia allí.

¡Era un cofre del tesoro enterrado en la arena! Lo abrieron con cuidado y descubrieron brillantes tesoros como almejas preciosas y piedras brillantes. Juan gritó emocionado: "-¡Elsa, hemos encontrado un tesoro!" Elsa rió felizmente mientras examinaban cada joya encontrada.

De regreso a casa al atardecer, Juan miró a Elsa con cariño y dijo: "-Hoy fue un día maravilloso gracias a ti. " Elsa le sonrió cálidamente y respondió: "-Y gracias a ti también, Juan. Los mejores tesoros son aquellos que compartimos juntos.

"Desde ese día en adelante, Juan y Elsa siguieron siendo inseparables amigos que siempre buscaban aventuras juntos en la playa. Y cada vez que comían churros recordaban aquel inolvidable día en el que encontraron un tesoro escondido bajo el sol radiante de Mar del Plata.

Así demostrando que lo más valioso no siempre está oculto bajo llaves o candados sino dentro de quienes comparten momentos especiales como estos dos amigos lo hacían.

FIN.

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