El Tesoro de la Amistad



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un grupo de amigos llamados Los aventureros. Ellos eran cinco amigos inseparables: Pedro, Martina, Lucas, Valentina y Sofia. Juntos vivían increíbles aventuras explorando los bosques cercanos a su pueblo.

Un día, mientras caminaban por el bosque, encontraron un mapa antiguo que parecía indicar la ubicación de un tesoro escondido. Emocionados por la idea de encontrar algo tan valioso, decidieron seguir las pistas y embarcarse en una nueva aventura.

Siguiendo el mapa llegaron a una cueva oscura y misteriosa. Con valentía y determinación entraron en ella con linternas en mano. Pero al adentrarse más y más en la cueva se dieron cuenta de que se habían perdido.

- ¡Qué miedo! -exclamó Martina temblando. - Tranquila Martina, no nos podemos rendir ahora -dijo Pedro animándola-. Sigamos adelante juntos. Después de mucho caminar sin rumbo fijo dentro de la cueva, escucharon un ruido extraño proveniente del pasillo principal.

Decidieron seguirlo hasta llegar a una gran sala llena de murciélagos colgando del techo. - ¡Qué asco! -gritó Sofía cubriéndose la cara.

Pero Lucas tuvo una idea brillante para poder avanzar sin ser atacados por los murciélagos: "Si hacemos ruido fuerte con nuestras linternas tal vez logremos ahuyentarlos". Así lo hicieron y funcionó perfectamente. Los murciélagos salieron volando asustados, permitiéndoles continuar su camino. Finalmente llegaron a una enorme puerta de piedra que bloqueaba el paso.

Siguiendo las indicaciones del mapa, descubrieron que debían resolver un acertijo para poder abrirla. "Soy redondo y brillante, doy luz en la oscuridad. Si me soplas, desaparezco ¿Qué soy?" -leyó Valentina en voz alta.

Después de pensar por un momento, Pedro exclamó emocionado: "¡Una vela!"Valentina sopló la vela que había en el centro del acertijo y la puerta se abrió lentamente.

Al pasar al otro lado quedaron maravillados al ver un tesoro lleno de monedas de oro y joyas preciosas. Pero antes de tomar algo, Martina hizo una reflexión: "Este tesoro es valioso pero no nos pertenece realmente. Podemos admirarlo pero no debemos llevárnoslo".

Todos estuvieron de acuerdo con Martina y decidieron dejar el tesoro tal como lo encontraron. Salieron de la cueva contentos por haber vivido una gran aventura juntos y aprendiendo importantes lecciones sobre amistad y ética.

Desde ese día Los aventureros siguieron explorando nuevos lugares sin buscar tesoros materiales sino tesoros más valiosos como nuevas amistades, conocimiento y experiencias inolvidables.

FIN.

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