El Tesoro de la Amistad
Era un hermoso día soleado en la selva, y Dennis, un pequeño explorador con un gran corazón, decidió aventurarse un poco más lejos de su casa. Con su mochila cargada de provisiones y su sombrero de explorador, estaba emocionado por lo que podría descubrir. Mientras caminaba entre los árboles frondosos y las plantas coloridas, escuchó un sonido extraño.
"¿Qué será eso?", se preguntó Dennis mientras seguía el sonido.
Pronto, se encontró con una pequeña tortuga que parecía haber perdido su camino. La tortuga estaba asustada y no sabía cómo regresar a su hogar.
"¡Hola! Soy Dennis. ¿Estás bien?", preguntó él amablemente.
"Hola, soy Tula. Estoy perdida y no sé volver a la orilla del río", respondió la tortuga con voz temblorosa.
Dennis sintió una fuerte necesidad de ayudar a Tula.
"¡No te preocupes, Tula! Te ayudaré a encontrar el camino", dijo Dennis con una sonrisa.
Ambos comenzaron a andar, y mientras caminaban, Dennis le contó a Tula sobre sus sueños de ser un gran explorador.
"Me encantaría descubrir un tesoro escondido algún día", reveló Dennis.
"¿Qué tipo de tesoro?", preguntó Tula curiosa.
"Tal vez oro o joyas, como en las historias de aventuras", contestó Dennis. Tula se rió.
"Yo creo que el verdadero tesoro es la amistad", dijo Tula reflexivamente.
Dennis se quedó pensando en lo que Tula había dicho, pero no le dio mucha importancia en ese momento.
Continuaron su camino y se encontraron con un grupo de monos que jugaban en los árboles. Los monos los miraron y comenzaron a hacer ruido.
"¡Hola, ¿quiénes son ustedes? !", preguntó un mono llamado Simio, mientras se balanceaba de rama en rama.
"¡Soy Dennis y esta es Tula! Estamos buscando el camino de regreso al río", explicó Dennis.
"Podemos ayudar, pero primero queremos jugar un rato!", gritaron los monos.
"¡Sí! ¡Vamos a jugar!", exclamó Tula emocionada.
Dennis, que al principio no estaba seguro, decidió unirse al juego. Pasaron un rato divertido saltando y riendo entre los árboles. Sin embargo, tras unas horas, Dennis recordó que tenían que continuar su búsqueda.
"Chicos, gracias por el juego, pero debemos encontrar el camino al río", dijo Dennis un poco cansado.
"Claro, pero antes cuéntanos, ¿qué estás buscando tú?", preguntó Simio.
Dennis, con un brillo en los ojos, contestó:
"Busco un tesoro escondido para ser un gran explorador".
Los monos se miraron entre sí y luego se acercaron a Dennis.
"¿Y si te decimos que también buscamos un tesoro?", dijo uno de ellos.
"¿Qué tipo de tesoro?", preguntó Tula.
"¡La amistad! , porque a veces el amigo más divertido está escondido detrás de un árbol", dijo Simio mientras se reía.
Dennis comenzó a entender lo que Tula había dicho anteriormente.
"Entonces, ¿quieren acompañarnos a encontrar el camino al río y, de paso, hacernos amigos?", preguntó Dennis entusiasmado.
Los monos aceptaron la propuesta, y juntos continuaron el camino hasta que, de repente, se encontraron con un gran obstáculo: un riachuelo muy caudaloso estaba delante de ellos.
"¿Cómo cruzamos esto?", preguntó Tula un poco asustada.
"Ya sé! Podemos hacer una cadena humana", propuso uno de los monos.
Con trabajo en equipo, se tomaron de las manos y, mientras uno a uno iban cruzando, se aseguraban de que nadie quedara atrás. Al final, todos lograron cruzar y llegaron a la orilla del río.
"¡Lo logramos!", exclamó Tula feliz.
"Sí, y lo mejor es que hemos hecho nuevos amigos", dijo Dennis sonriendo.
"¡Eso es el verdadero tesoro!", gritaron todos juntos.
Desde ese día, Dennis, Tula y los monos se volvieron inseparables. Jugaron, rieron y vivieron muchas aventuras en la selva. Dennis llegó a darse cuenta de que el verdadero tesoro no era el oro ni las joyas, sino los momentos compartidos y la amistad que había encontrado en el camino.
Y así, Dennis aprendió que en cada aventura, la amistad siempre es el mejor de los tesoros.
FIN.