El tesoro de la amistad



En un pequeño pueblo, dos amigos inseparables, Tomás y Valentina, solían pasar sus días explorando los alrededores. Un soleado día, mientras jugaban en el desván de la abuela de Valentina, encontraron un viejo mapa escondido dentro de un baúl polvoriento.

- ¡Mirá esto, Valen! -exclamó Tomás sosteniendo el mapa con ambas manos.

- ¿Qué es? -preguntó Valentina intrigada.

- Pareciera un mapa del tesoro. ¡Mirá las marcas y esas instrucciones! -dijo Tomás emocionado.

Después de analizarlo, se dieron cuenta de que el mapa los llevaría a un bosque cercano, lleno de misterios y aventuras. La primera indicación decía que debían encontrar un viejo roble.

- Vamos, tenemos que ser valientes y seguirlo. -sugirió Valentina. - Ya sé. ¡Podríamos llevar nuestro amuleto de la suerte! -

- Claro, ese amuleto nos dará coraje. -respondió Tomás mientras buscaba en su mochila una pequeña piedra brillante que había encontrado en una aventura anterior.

Mientras caminaban hacia el bosque, la emoción aumentaba, pero también un poco de miedo.

- ¿Y si nos perdemos en el bosque? -preguntó Valentina, con un pie en el umbral de la entrada del bosque.

- ¡No hay nada de qué preocuparse! -aseguró Tomás - Solo necesitamos confiar en nosotros y nuestra amistad. ¡Siempre encontramos el camino de regreso!

Como los buenos amigos que eran, Valentina aceptó y ambos se adentraron en el misterioso bosque. Siguieron el mapa y pronto encontraron el viejo roble, alto y lleno de hojas.

- ¡Lo encontramos! -gritó Tomás. - Vamos a ver qué hay más allá de este árbol. -

El mapa indicaba que deberían cavar a la izquierda del roble. Trabajaron juntos y, tras varios minutos de esfuerzo, el pico de Tomás chocó con algo duro.

- ¡Escuchaste eso! -dijo Valentina con ojos grandes.

- ¡Sí! Creo que hemos encontrado algo. -dijo Tomás, emocionado mientras retiraba la tierra que cubría un cofre de madera antigua.

Con un esfuerzo conjunto, lograron abrir el cofre. Dentro encontraron monedas, joyas y… una carta.

- ¿Qué dice la carta? -preguntó Valentina, mientras Tomás leía en voz alta: “El verdadero tesoro no son las riquezas, sino aquellos que te acompañan en la aventura. La amistad es el mayor tesoro.”

Valentina sonrió y tomó la mano de Tomás.

- Nunca lo había pensado así. -dijo.

- Es cierto -respondió Tomás- Todo esto vale menos que tenerte como amiga.

Con el corazón lleno de alegría, decidieron no llevarse ni una moneda del cofre. En lugar de eso, llenaron el cofre con recuerdos de sus mejores aventuras: fotos, dibujos y pequeñas cosas que simbolizaban su amistad.

- Vamos a volver y contarle a todos que el verdadero tesoro somos nosotros. -sugirió Valentina.

- Sí, ¡y nuestra amistad es el amuleto más fuerte! -respondió Tomás.

Así, los dos amigos volvieron a casa, no solo con una gran historia, sino también con un nuevo entendimiento sobre el valor de la amistad. Desde ese día, cada vez que se sentían asustados o inseguros, sacaban su amuleto juntos y recordaban que no había tesoro más grande que el coraje que daba su amistad.

Y así, Tomás y Valentina continuaron su camino, con corazones valientes, buscando más aventuras, siempre sabiendo que el verdadero tesoro estaba a su lado.

FIN.

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