El tesoro de la amistad
En el fondo del océano, había una escuela muy especial donde se enseñaban valores importantes. La maestra pulpo, con sus brazos coloridos, siempre estaba lista para compartir sabiduría con sus alumnos. Un día, tras una emocionante búsqueda, sus estudiantes encontraron un viejo cofre cubierto de algas. Cuando lo abrieron, no había oro ni joyas, sino un hermoso mensaje que decía: "La verdadera amistad es respetar y cuidar de los demás".
La maestra pulpo observó a sus alumnos y sonrió. -¡Ustedes han encontrado el tesoro de la amistad! -exclamó, proyectando su voz entre las burbujas del mar. Sus alumnos, un grupo variado de criaturas marinas, no podían esconder su alegría.
El cangrejito, lleno de gratitud, levantó sus pinzas y exclamó: - ¡Sí! Yo me sentía muy triste y solo. Ahora estoy muy feliz de tener nuevos amigos. - Miró a su alrededor a los peces de colores y a la tortuguita que nadaba a su lado.
La tortuguita, que siempre había estado un poco tímida, agregó: - Me siento igual. Gracias por incluirme en sus juegos.
Pero de repente, el pez globo, conocido por ser bastante juguetón, infló su pancita y dijo: - ¡Wait, amigos! ¿Qué pasa si un día nos peleamos? ¿Se perderá nuestra amistad entonces?
Todos miraron al pez globo y la maestra pulpo sonrió, pues sabía que la amistad no siempre es fácil. - Eso es parte del aprendizaje - respondió, mientras movía sus tentáculos enérgicamente. - La verdadera amistad se construye superando juntos las dificultades. Aprender a resolver conflictos es tan importante como hacer amigos.
Entonces, el pez payaso, que era conocido por ser un poco picante, agregó: - Yo me enojo fácil. ¿Qué pasaría si un día discuto con alguno de ustedes?
El cangrejito, con seriedad, respondió: - Bueno, primero tendríamos que hablar sobre lo que sentimos. Quizás podamos entendernos mejor, ¿no?
Mientras todos reflexionaban sobre esto, una corriente fuerte comenzó a mover el agua, y un cardumen de peces curiosos se acercó. Ellos también escucharon la conversación.
Una de las peces más grandes, con manchas y relucientes escamas, se acercó y dijo: - Yo he oído que ustedes encontraron el tesoro de la amistad. Pero, ¿qué es realmente?
La maestra pulpo, sintiendo que era un buen momento, se dirigió a la nueva llegada. - El tesoro de la amistad está hecho de respeto y cuidar de los demás. ¿Quieres ser parte de nuestra clase y nuestras aventuras?
La grandota pez, sonriendo, asintió con entusiasmo y se unió al grupo. - Claro, ¿qué tenemos que hacer para ser amigos?
- En realidad, no hay un manual - rió el cangrejito. - Solo hay que ser amables y compartir momentos juntos.
Poco a poco, todos los alumnos de la maestra pulpo comenzaron a planear un juego para que todos se conocieran mejor.
Así nació el Gran Juego de las Amistades, donde cada uno debía contar algo que le gustara. El pez payaso dijo: - A mí me encanta hacer chistes.
El cangrejito compartió: - A mí, hacer castillos de arena.
La tortuguita confesó: - A mí, ver las estrellas desde el fondo del mar.
La nueva amiga, la pez grande, dijo emocionada: - Y a mí me encanta bailar con las olas. ¡Vamos a hacerlo!
Sin quererlo, la corriente del mar empezó a moverse más rápido, creando unas burbujas que parecían globos. Todos comenzaron a tocar los globos de burbujas entre sí, riendo y jugando. La risa inundó el océano. ¡Era un día para recordar!
A medida que el sol se ponía en el horizonte, la maestra pulpo los reunió. - ¿Ven? La amistad nos ayuda a divertirnos y enfrentar retos. Pero también requiere esfuerzo y comprensión. Cuando trabajamos juntos, superamos todo.
El cangrejito miró con ojos brillantes a todos y dijo: - Hoy he aprendido que los amigos son un verdadero tesoro en la vida.
Todo el grupo asintió y se llenó de alegría, disfrutando la calidez de su nueva amistad, cada uno aportando su propio color al océano. Y así, comenzaron a nadar juntos, dejando huellas de alegría y risas en el fondo del mar, sabiendo que habían encontrado el verdadero tesoro de la vida: ¡la amistad!
Y así, el océano resplandeció con su luz, iluminando a todos sus habitantes, que nunca olvidarían que la amistad es un regalo que debemos cuidar y celebrar siempre.
FIN.